A las doce y media salía a la palestra en la gala de los Goya el premio a mejor director, que fue a a manos de Daniel Monzón por «Celda 211», rodada en la antigua cárcel de Zamora. Y Monzón no se olvidó de la ciudad que le acogió durante semanas para rodar las escenas de la gran triunfadora de la noche. «Se lo dedico a los funcionarios y ex presos de Zamora; y a los que me traían el café», dijo el director en su discurso. Lo siguiente fue la mejor película, que entregó entre fuertes aplausos Pedro Almodóvar en su reconciliación con la Academia. El premio fue a parar también a «Celda 211». Culminaba así su noche mágica con ocho galardones.

Una noche mágica que comenzó para este filme con Javier Bardem, quien le dio el primer premio: actor protagonista para Luis Tosar. Bardem imitó a «Malamadre», el personaje que hace Tosar en «Celda 211», y Tosar subió a escena para agradecer el premio en un discurso que que terminó en gallego. Fueron los momentos más intensos de la ceremonia de entrega de los «Goya» celebrada ayer en el palacio de Congresos de Madrid. Primera ceremonia, presentada por Buenafuente, sin publicidad en TVE, aunque así terminó a la una menos cuarto.

Y momento emotivo de la noche fue la aparición de los hijos de Antonio Mercero, Goya de honor. Hubo imágenes retrospectivas del gran director, que, a la vez sirvió para repasar su gran carrera. «Ojalá mi padre pudiera esta aquí», dijo uno de sus hijos, que también dedicó el premio a su madre: «Este premio también es tuyo mami», dijo. Y todo se desbordó con las imágenes de Alex de la Iglesia entregando el premio a Mercero en su casa.

Amenábar se llevó siete por «Ágora», aunque sólo tuvo uno de los importantes. El director apareció en escena por primera vez a recoger el premio al mejor guión original, que ganó junto a Mateo Gil. Pero como un anuncio de lo que iba a ocurrir, el inmediato galardón al mejor guión adaptado fue para su competidora de la noche «Celda 211». Fue una velada en la que la disputa entre estas dos películas fue constante y que sólo se resolvió al final. Y en su discurso, el director de la Academia, Alex de la Iglesia, pidió a la gente del cine «fuerza y honor», pero «desde la humildad».

Aseguró que en 2009 «nunca tanta gente ha ido a ver nuestras películas».