Los parques fotovoltáicos Coto 1 y Coto 2 impulsados por las empresas Ateles Invest y Gorilla Invest en el término de Cobreros “no afectarían a ninguna figura de protección ambiental ni zonas catalogadas como Red Natura 2000, como el Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) más cercano, Riberas del Río Tera y Afluentes. Tampoco afectan –señala la empresa– a elementos del dominio público forestal ni pecuario”.

Los proyectos de los parques fotovoltaicos que afectan a varias pedanías, entre San Miguel de Lomba y Terroso, “incluyen medidas para fomentar el desarrollo socioeconómico y proteger las especies autóctonas. Los estudios de impacto ambiental prevén actuaciones enfocadas a generar efectos beneficiosos tanto sociales como ambientales en el entorno del proyecto, para cuya construcción se estima la generación de entre 350 y 400 puestos de trabajo”, según la información de la empresa.

Control de vegetación

Los parques, que implican una inversión de casi 80 millones de euros y su extensión será de 389 hectáreas, han sido realizados por Íber Sostenibilidad y Desarrollo, empresa especializada en sostenibilidad social y ambiental que ha trabajado en 50 parques fotovoltaicos en toda España. Los proyectos de Cobreros, que suman 99 megavatios, “se han previsto de forma que exista una distancia suficiente a todas las edificaciones, con el menor impacto visual”. Los promotores apuntan que aunque la superficie en la que se proyectan los parques está constituida principalmente por parcelas de matorrales y pastizales, el árbol predominante en el entorno es el roble melojo (Quercus pyrenaica). Por ello, el estudio ambiental prevé llevar a cabo reforestaciones. Y dado que la utilización de herbicidas no es una solución sostenible ni respetuosa con el medio, “una buena alternativa al control de la vegetación es incorporar burros de la raza asnal zamorano-leonesa dentro de la instalación”.

Entre las recomendaciones de mejores prácticas para la sostenibilidad ambiental de este tipo de instalaciones, emitidas por la Unión Española de Fotovoltaica (UNEF), se incluye precisamente fomentar la compatibilidad con usos ganaderos. “Los burros zamorano-leoneses son animales dóciles y acostumbrados a la presencia humana, por lo que no causarían problemas a las instalaciones. Además, la configuración del parque fotovoltaico en varias zonas valladas permite un mejor control de los animales y su labor” defiende la empresa.

Visitas escolares

La labor de la protección y conservación de especies en peligro debe ir ligada a la educación ambiental y la concienciación de la población, “por lo que se propone organizar visitas de escolares, estudiantes, universitarios y otros colectivos, con el fin de mostrar la compatibilidad entre la producción energética renovable y la conservación de especies protegidas”.

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En la zona en la que se desarrollaría el proyecto, profundiza la empresa, existen construcciones de piedra en las lindes de las cortinas (fincas de aprovechamiento agrícola y ganadero), con especial importancia para la fauna de la zona, ya que sirven de posadero a las aves y, sobre todo, como refugio a anfibios y reptiles, que encuentran entre las piedras un lugar perfecto para hibernar o reproducirse.

Por ello, los estudios ambientales prevén llevar a cabo la construcción adicional de muros, montones o cualquier acumulación de piedras en zonas adecuadas para mantener su funcionalidad biológica y permitir la coexistencia entre el parque fotovoltaico y la fauna local.