El partido judicial de Alcañices vivió, a caballo entre la monarquía de Alfonso XIII, la Segunda República y la Guerra Civil, durante la construcción del Salto del Esla por la Sociedad Hispano Portuguesa de Transportes Eléctricos "Santos del Duero", luego Iberduero y hoy Iberdrola, uno de los juicios más mediáticos de España: "El Crimen de Ricobayo". Eran otros tiempos, donde las comunicaciones viarias se limitaban a los caminos de herradura y rodera por donde se hacia camino al andar: a pie o a lomos de burras de "Zamorano Leonesa", de bravas mulas, caballos y yeguas o sobre carros tirados por bueyes de la pura sangre "Alistana". Los ciegos y sus coplas fueron los encargados de llevar la triste historia del mediático suceso por toda España e incluso a América: Cuba, Brasil y Argentina.

La presa comenzó a construirse en plena "Crisis del 29" con un promedio de 940 trabajadores al día. Gentes de toda idea y condición llegadas de los más recónditos lugares, de lo mejor y también de lo peor: semilla y caldo de cultivos para riñas y peleas, adulterios y robos, navajadas y tiros, crímenes y asesinatos.

Ángel Cartón Caramanzana, tras toda una vida como Carabinero en Salamanca, ya jubilado, se compró una de las mejores fincas de la ribera del Esla en Ricobayo, a donde se fue a vivir con su mujer Magdalena Santos y su hija Honorina. La construcción del salto llevó a la expropiación de su finca por 38.000 reales. Un dineral que no paso inadvertido a los amigos de lo ajeno. Vivían en "La Casilla" que había junto al antiguo puente de Ricobayo y allí, el día 3 de diciembre de 1931, Marcelino Colino, un obrero llegado de Manzanal de los Infantes, segó la vida a tiros de Ángel y Magdalena. Tras ello entrego la escopeta a Fabián Román Blanco, de Alcorcillo, el cual debería esperar a Honorina cuando regresara de la iglesia de Santa Eulalia de Ricobayo donde había ido a rezar el rosario. La hija, de 29 años, cambio el recorrido habitual, cogió un atajo y eso le salvo la vida. Cuando llego a casa se encontró a sus padres asesinados.

Las investigaciones fueron un fracaso durante dos días y en la tarde del 6 de diciembre una pareja de la Guardia Civil del Puesto de Manganeses de la Lampreana se personó en la posada de "Corcobado" a rebosar de obreros. La sorpresa fue cuando entro en la cantina un hombre armado con una escopeta, era "El Fabián", que al sentirse traicionado y abandonado por Marcelino, no se le ocurrió mejor idea que llevarse por delante a los Guardias Civiles y a los obreros. La catástrofe se evito gracias a que el agente José Pérez Esteban se arrojo sobre él, quitándole el arma y deteniéndolo.

Marcelino había huido para refugiarse en la Sierra de la Culebra. Su idea era huir a Argentina, pero no sólo. Escribió una carta y se la envío a una novia que se había echado en Ricobayo, Pilar, proponiéndole marcharse a Argentina. El amor fue su perdición. Ella lo delató. Detenidos Marcelino y Fabián fueron encarcelados en la cárcel de la Villa y sentenciados en el Juzgado del Partido Judicial de Alcañices.