El municipio de Fuentesaúco alberga desde hace años entre su vecindario a lo que se puede llamar como un "pequeño Marruecos". La mano de obra generada por la industria cárnica atrajo en los años 90 a trabajadores del norte de África, seducidos por las posibilidades laborales y unas condiciones de vida dignas.

Aquella semilla plantada por un puñado de familias que encontraron acomodo laboral en los mataderos de Fuentesaúco se ha transformado hoy en una notable comunidad que tienen su proyección en los centros educativos. El colegio de Infantil y Primaria "Valle del Guareña" cuenta con más de 30 alumnos marroquíes -procedentes de unas veinte familias- entre los aproximadamente 150 que ocupan las aulas del centro. Un porcentaje estimable de inmigrantes magrebíes en un entorno rural, cuyas generaciones más jóvenes ya han nacido en España.

Esa presencia de familias marroquíes, musulmanas de religión, es la que ha llevado a organizar una "comida intercultural" entre padres y madres saucanas y africanas. Una experiencia novedosa, promovida desde el colegio para "favorecer la integración y el acercamiento de dos culturas".

Qué mejor forma de materializar esa comunidad que en torno a una mesa donde padres, madres y maestros compartieron las comidas típicas de ambas culturas, la española y la marroquí. Las madres magrebíes colaboraron con el típico cuscús, el plato tradicional por excelencia, y el te, la bebida más consumida de los países del Magreb, servido con su genuina ceremonia.

Desde la parte española no podía faltar la tortilla de patata, croquetas, bacalao o empanada, sin nada de cerdo para respetar la una de las normas del Islam.

Porque de eso se trataba, de compartir respetando, de conocer las tradiciones y la cultura de ambas comunidades a través del intercambio de experiencias, en este caso tanto culinarias como culturales a través de los bailes, que también los hubo.

La comida intercultural pone el broche a las actividades organizadas por el CEIP Valle del Guareña dentro de un proyecto de fomento de la lectura y que concluyeron con un mercado medieval en el que igualmente participaron los padres y madres saucanas y marroquíes. Todo un ejemplo de integración de dos comunidades que el colegio trabaja con denuedo para favorecer la convivencia.