Fuentesaúco ya está en plena campaña de recolección del espárrago. Este año más tardía por las lluvias de marzo y abril, pero no menos fructífera a juzgar por la calidad de un producto de la tierra saucana emblemático, aunque en progresivo declive. Poco queda del que llegó a tildarse como el "oro blanco" de La Guareña.

"Llegamos a ser más de doscientos en la zona, pero esto ya no lo quiere nadie" declara Manuel Arganda mientras clava la gubia en la tierra. Él mismo, como su compañero de faena Clemente Tejera, fueron cultivadores, pero ahora trabajan por cuenta ajena. "Los precios cayeron en picado, empezaron a entrar espárragos de fuera que nos hundieron, te dabas la paliza y no veías el beneficio" cuentan los trabajadores agrarios mientras levantan los plásticos y enfilan los surcos de caballones llenando la cesta.

"Esto es lo peor" cuentan. La carga llega a superar los 20 kilos y el peso termina castigando a la espalda. Pero la campaña está en pleno apogeo y hasta mediados de junio es un día sí y otro también que no conoce festivos. "La planta no espera, hay que venir todos los días" comenta Clemente Tejera en una mañana espléndida para la recolección.

A diferencia de estos dos trabajadores, que trabajan a pleno día empleando buena parte de la mañana en la recogida, el productor Ángel Corrales lo hace por la noche para evitar la exposición de la planta al sol "y que el espárrago no pierda calidad". En su caso, frente a los pequeños cultivadores que proliferan en el campo saucano y en su mayoría comercializan el producto a través de la cooperativa "Los Zamorano", Corrales distribuye el producto por su cuenta. "Sacar espárragos sin precio es inviable, es un producto que cuesta mucho sacarlo y no puedes estar a ciegas" defiende.

Con 22 hectáreas sembradas, es el mayor cultivador de Fuentesaúco, produciendo alrededor de 100.000 kilos de espárrago blanco y 140.000 verde en la campaña. "El verde tiene más demanda porque el precio es inferior y es más asequible para el consumidor" explica Ángel Corrales, que con sus 30 años es una excepción entre los productores. La falta de relevo generacional es uno de los "enemigos" de una hortaliza poco atrayente para las nuevas generaciones, pese a que el terreno es propicio como demuestra la calidad de los espárragos de Fuentesaúco, tiernos y nada fibrosos. Los pocos cultivadores que sobreviven -una veintena entre Fuentesaúco, alguno en Fuentelapeña y otros contados en el vallisoletano pueblo de Alaejos-, en su mayoría están a las puertas de la jubilación y tales mimbres no invitan al optimismo sobre el futuro del cultivo.

Lejos quedan aquellas magníficas producciones de 400.000 kilos frente a las campañas actuales en la cooperativa, rondando las 60-70 toneladas.

"La mentalidad va cambiando, ahora los recursos y las prioridades son otras, mucha de la gente que empezó plantando esparragueras se ha ido jubilando sin que nadie tome el relevo" explica Florencio Rodríguez, gerente de la Cooperativa "Los Zamoranos". A ello se suma el hecho de que el espárrago se considera como "un complemento para la economía familiar", nunca como cultivo principal, relegándolo a una explotación secundaria que decrece año a año.

"Ahora los emprendedores lo tienen muy difícil, hay que luchar contra muchas adversidades y especulaciones. Si viene un año bueno te ilusionas, pero luego llegan dos malos seguidos y las cuentas no salen" argumenta Florencio Rodríguez.

Pese a su juventud Ángel Corrales ya sabe muy bien de las debilidades y fortalezas del campo. Se metió con el cultivo de espárragos a los 16 años, nada más de salir del instituto y ya ha tomado las riendas del negocio familiar. "Siempre me ha gustado el campo, lo tenía muy claro" cuenta desde el almacén a pleno rendimiento, con cuatro trabajadores y miembros de la familia procesan do y preparando el producto en fresco para situarlo directamente al mercado.

Previamente, una cuadrilla de 20 jornaleros llegados de Jódar (Jaén) han estado recolectando durante toda la noche provistos de una potente linterna en la cabeza. "El espárrago tiene muchísima mano de obra y es un producto tan perecedero que como no vayas al día date por fastidiado porque pierde mucho" explica Ángel Corrales.

En el caso de esta empresa todo el producto que sale al mercado es propio, la mayor parte va para Merca Madrid y en menor medida para Salamanca. "Diariamente salen unos 1.500 kilos de espárrago blanco y unos 1.200 de verde" explica el joven cultivador. Es un proceso que no admite demora. Recolección por la noche, procesado artesanal por la mañana, y transporte por la tarde. Eso en el caso del fresco; otra parte se lleva a envasar a Lerín (Navarra). Y así diariamente hasta mediados o finales de junio, cuando termina la temporada que este año se prevé "más corta pero mucho más intensa" precisa Corrales.

El problema de estas campañas más cortas es que la producción se concentra más, durante el periodo más fructífero de recolección "hay mucho producto en el mercado y los precios bajan" explica el gerente de "Los Zamoranos". Rodríguez prefiere esperar al final de la temporada antes de adelantar balances porque "la climatología manda". Pero la hortaliza está saliendo buena, con calidad, a gusto del consumidor como demuestra la creciente venta directa que se produce en la cooperativa.

Por el momento el tiempo esta favoreciendo la recolección en buenas condiciones y con un producto de calidad que día a día se gana el aprecio del consumidor. "Con los litros que cayeron y la materia orgánica, las esparragueras cogieron una fuerza impresionante" indica Ángel Corrales mientras sostiene entre sus manos un manojo de perfecto calibre y excelente presencia. "Ha venido una persona a llevarse para Navarra porque quiere demostrar que los de aquí son tan buenos o mejores" comentan en el almacén mientras se empaquetan las hortalizas en fresco para Merca Madrid o destinados a grandes proveedores que demandan el producto durante toda la campaña. "Eso demuestra que el espárrago de esta tierra es excelente y nada tiene que envidiar a otros" defiende Ángel Corrales.