Pablo Iglesias e Irene Montero han sido vistos este fin de semana en Puebla de Sanabria, donde asistieron a la boda de una íntima amiga de ella que fue oficiada el sábado por la mañana en el castillo de los Condes de Benavente, con posterior banquete en el Parador. El secretario general de Podemos acudió a la ceremonia con camisa y una chaqueta azul marino, sin corbata, y la portavoz de la formación en el Congreso de los Diputados con un sencillo vestido de color salmón y chaqueta a juego.

La pareja, celosa de su intimidad, se mantuvo muy discreta durante toda su estancia en la villa tratando de no llamar la atención, aunque no pudieron esconder algunas muestras de amor como un cariñoso beso en el momento del casamiento, y también se pudo ver a Irene Montero derramar alguna lágrima de alegría por la felicidad de la novia -residente en Madrid pero con raíces en la provincia-, con quien le une una gran amistad. No fueron pocos los turistas que reconocieron a los dos políticos, y aunque la mayoría prefirió no acercarse a pedirles una foto por respeto, la gente sí comentaba su presencia y lo poco que se le nota todavía el embarazo a Montero, que espera mellizos o gemelos.

Uno de los momentos más llamativos se produjo a la salida de la torre del homenaje, tras la ceremonia, cuando Pablo Iglesias se unió a otros invitados para lanzar pompas de jabón a los novios soplando con el típico pompero de juguete en la mano.

Iglesias y Montero llegaron a Puebla en la noche anterior, cuando fueron vistos disfrutando de la gastronomía sanabresa en un establecimiento de la parte vieja de la villa.