Proceden de universos diferentes, aunque todos tamizados por el respirar cansino de la ciudad. Vienen de la luz glauca, enfermiza. Son raros porque todos han iniciado el camino de vuelta, sin haber estado nunca en el punto de destino. De la ciudad al campo. Son diferentes porque tienen en su agenda vital apuntado el mismo deseo: hacerse toreros. ¡Qué raro! En estos tiempos vacíos, vueltos de al revés, donde la humanidad está pegada a una máquina, van ellos y quieren domeñar a un animal cornúpeta y hacerlo desde la suavidad de un capote, transmitir sensaciones, crear emociones. ¿Qué raros!

Son 29 chavales y una chavala. Hoy inician su Ebau particular, la primera reválida de sus deseos, cribarán sus sueños y a esperar que haya más grano que granzas. Abren la séptima edición del Bolsín Taurino de Zamora. La mitad se estrena hoy (17.00 horas) en San Miguel de la Ribera y el resto mañana, a la misma hora en Guarrate.

Son raros porque abandonan muchas tardes el útero urbanita, que cobija a la masa y da falsa seguridad y se pierden en el horizonte, casi siempre verde, menos protegido, donde todo es lo que parece y los árboles tienen nombre, y las hierbas ,y los caminos. Y los toros, ay los toros.

Relucientes, repeinados, guapos y guapas no tienen miedo a mancharse de piel de boñiga, que el mundo siempre acaba siendo oscuro, pero ellos quieren que el camino que lleva al final esté bordado de estrellas. Y si la sangre llega, que nadie se asuste. Que la naturaleza es roja y líquida. Con la muleta abierta sueñan abriles como éste, relucientes. Y los mejores, los tocados por la mano del arte, llevarán mil primaveras a los tendidos, harán mejores a quienes sueñen con ellos faenas imposibles.

Hay, al menos, cuatro Álvaros y Aarones, Ismaeles, muchos David, Juan Carlos, Rubenes..., se llaman como todos. Una Estrella, que viene de Toledo y que sueña con hacer el mismo camino que el también toledano Álvaro Lorenzo, reciente triunfador en Las Ventas, el paraíso de los matadores, la Arcadia a la que todos quieren llegar humildes y salir con la corona de virginal laurel, en volandas.

El Bolsín Taurino de Zamora ya ha roto fronteras. Quienes sufren desde niños el cosquilleo de la afición, quieren estar en él, desplegar su capote en tierras de la Guareña, de Campos, de Toro, tierras donde los bureles comen amapolas rojas y reventonas, aprenden a embestir en los cercados y se hacen viejos en las praderas. Dos mexicanos y un colombiano participan en el certamen provincial. Se traen en su esportón mil soles alfileteados de buenos deseos. Para ellos, la distancia son los espacios del toro, el sitio donde hay que ponerse para que el astado embista de dulce, sin "calamochear". Para todos es el principio, pero para ellos es como ver el cielo en una madrugada de junio.

La primera prueba está anunciada para hoy, si el tiempo no la impide. El marco: San Miguel de la Ribera. El espacio lo pone el alma y las ganas el corazón. Es como un primer amor que durara cinco minutos. Hay que aprovecharlo, que se pegue a la entraña y no duela. El director de la tienta, Daniel Martín, y los astados son de los Hermanos Boyano de Paz. Es el material con el que hay que hacer filigranas, tapar huecos cundo haya fisuras y abrir espitas cuando todo esté a punto de estallar.

Qué raros estos chavales que quieren entrar en un planeta lleno de trampas. Es difícil vivir en el estómago de la tauromaquia. Demasiados intereses, muchos rincones que huelen mal, donde se juega a cambiar cromos, dejando a los reservas tirados en el fango. No es fácil abrirse camino entre rocas, entre guardianes de lo suyo a los que no importan los demás, solo la cartera, el narcisismo del dinero, el mamoneo de quienes quieren medrar calzados con náuticos.

Qué raros estos chavales que reman a contracorriente. Que dejan a sus amigos prendidos al asfalto, que abandonan los apéndices tecnológicos para navegar sin barca en un charco de arena muerta. Y sienten. Y oyen el mugido de un cornúpeta que embiste como un tren y les avisa, que mancha su capote hasta que respira olor a quemado. Que no hacen caso a la filosofía reinante, la del falso proteccionismo, ni las voces de sirena de sus seres queridos.

Qué raros estos chavales que aún se comunican en un lenguaje abstracto, el que ya no entiende casi nadie. Hablan de alma, de sueños, de triunfos, de soledades, de transmitir emociones. Viven en un redondel, donde los quereres son ondulados y los odios blancos.

De la tienta de esta tarde, en San Miguel de la Ribera, y la de mañana, en Guarrate, saldrán los semifinalistas. En el coso guarratino el director de lidia será Rubén Sanz y los astados de Caminero. Todo está preparado, menos la vigilia que eso es propio de cada cual y se esconde en lo más íntimo, para que no evapore.

Raros y guapos empiezan una senda que llevará a la mayoría a la nada, esa es la realidad. Pero acaso alguno enhebre la aguja de la ilusión y empiece a coser ese futuro que está en los libros de tapas brillantes. Los sueños no cuentan, pero yo sé de alguien que anoche llenó una maleta de naturales. Hoy la abrirá. Y cuando lo haga, se caerá el cielo.