La población de Fermoselle celebró ayer la festividad de San Albín, un mártir que, según la leyenda, decidió apostatar de la fe de Mahoma y acoger el Cristianismo. Vivió en estas tierras fermosellanas y en homenaje fue construida la pequeña ermita de San Albín, situada en el propio casco urbano de la villa de Arribes del Duero.

Fermoselle festeja esta particular celebración los Martes de Pascua con una romería, oficios religiosos, bailes y gastronomía, y con un sentimiento entrañable a la figura el santo.

La santa misa tuvo lugar a las 11.00 horas con una concurrencia de devotos que abarrotaron el pequeño templo. Como es habitual en todos los actos romeros, contó con la entusiasta animación de los tamborileros del Juan del Encina.

Como viene siendo tradicional, el Ayuntamiento de Fermoselle, presidido por el popular Alejandro Fermoselle, colaboró al buen desarrollo del festejo con el ofrecimiento de los típicos periquillos, roscas, licor y café, que dieron aún mayor espíritu y confraternización a los asistentes. La música de los tamborileros proporcionó tras la Eucaristía las notas necesarias para que los romeros elevaran sus bríos y sintieran con énfasis folclórica su devoción por San Albín.

Por la tarde los romeros se enfrascaron en el típico hornazo y huevo duro y baile a cargo de lo Tamborileros de la Asociación Cultural Juan de Fermoselle.