Domez de Alba abría en el año 1930 la fábrica de harinas "Río Aliste" gracias a la iniciativa de Cándido López y Teresa Ratón, una industria que fue clave durante la Guerra Civil y en el transcurso de la posguerra para la supervivencia de muchas familias de alistanos y albarinos cuando los sufridos agricultores y ganaderos tenían que entregar al Servicio Nacional de Productos Agrarios la parte de la cosecha que excedía del cupo asignado.

Con el patriarca ya enfermo, dos niños, Manuel y Vicentín, eran los encargados de abrir el molino durante la noche, algo que estaba prohibido, jugándose ir a la cárcel e incluso la vida, para ayudar a que las familias más necesitadas, que no podían hacer frente al cupo por tener muchos miembros, pudieran hacer la molienda y elaborar pan.

Inicialmente el primer molino se sitúo a orillas del río Aliste, fuera del casco urbano, movido por un motor inglés de un pistón y de 26 caballos de los primeros de España en plena guerra. Ya en la posguerra, a lo largo de 1942, su padre Cándido, ayudado por los dos adolescentes, construyó la linea de transporte de energía eléctrica de Samir de los Caños a Domez para dar servicio de luz al pueblo de Domez y al nuevo molino que ya sería movido por electricidad.

Cándido y Teresa fundaron su propia compañía de distribución eléctrica "Hijos de Cándido López" para extender la luz eléctrica a Aliste y Alba, pero la muerte se llevo al patriarca en 1944.

Una vez más los hijos toman la iniciativa y años más tarde se construiría el tendido eléctrico para llevar la luz a los pueblos de Gallegos del Río, Valer de Aliste, Puercas y Flores. Fue Manolo el que realizó innumerables viajes a Madrid y Zamora hasta conseguir 600.000 pesetas de Fomento del Movimiento llevando la electricidad a Vegalatrave y Vide (este entonces con 25 familias).