El obispo de la Diócesis de Astorga, Juan Antonio Menéndez Fernández, inició ayer su visita Pastoral a las comarcas de Carballeda y Sanabria, con una primera visita a la parroquia de Molezuelas de la Carballeda. Los vecinos de Molezuelas aguardaban, poco antes de las doce de la mañana, la llegada de la ilustre visita a la parroquia de San Millán, llegada que no se demoró lo más mínimo. Tras el saludo a cerca del medio centenar de vecinos y el alcalde, Tomás Osorio Osorio, el obispo recorrió a pie junto con el párroco, Vicente Miguélez, el corto trayecto hasta la ermita de La Puente, a las afueras del pueblo. Los vecinos arroparon al máximo representante de la Diócesis en este paseo hasta a las afueras del pueblo.

En el pequeño templo, restaurado hace unos años, el obispo rezó junto con los vecinos por la patrona del pueblo, antaño lugar de romería para numerosos pueblos de la comarca, que se celebra el segundo domingo del mes de septiembre. A la salida, visita también obligada al pequeña ermita del Bendito Cristo de la Vera Cruz, sede de la antigua cofradía, ahora en desuso y necesitada de unos arreglos. La imagen que presidía la ermita está ahora custodiada en la iglesia Parroquial.

Hace 16 años

En la homilía, Juan Antonio Menéndez, recordó que "el obispo no viene con frecuencia a la parroquia", la última visita fue hace 16 años por su predecesor, no por voluntad propia sino por el millar de parroquias que integran esta diócesis extendida por las comarcas del sur de León, nororeste de Zamora y este de Orense. Recordó el papel del obispo "es el garante de la fe católica, unido a los otros obispos y al Papa". Destacó la importancia de tomar conciencia de "vuestra pertenencia a esta gran familia de Dios" y un recordatorio a esa unidad de que "allí donde esté el obispo está la Iglesia. Hoy -por ayer- todas las parroquias miran a Molezuelas porque allí está el obispo. Es como si la catedral de Astorga se trasladara a Molezuelas".

En el momento de finalizar la misa, el obispo bendijo a los cuatro niños, dos de ellos bebés de corta edad, que estuvieron presentes en el templo, con un protagonismo especial de Irene Alonso Gallego, con cinco años recién cumplidos, que con un gran desparpajo respondió a las preguntas de Juan Antonio Menéndez a la hora de explicar la mitra "una corona de trapo", el báculo "para guiar el rebaño" y el anillo símbolo de su compromiso con Dios.

El obispo cerró su vista con la celebración de una asamblea donde el máximo responsable de la comunidad religiosa expuso los dos graves problemas que afectan a la Diócesis, por un lado la despoblación y por otro la falta de sacerdotes. Juan Antonio Menéndez trazó un mapa de las situación de la Iglesia.

En estos momentos, dentro de la demarcación astorgana hay 135 sacerdotes para 970 parroquias. Hay 28 parroquias donde no hay nadie y en los próximos años otras 200 engrosan las cifras de la despoblación. Esta situación, y la falta de vocaciones, obligará a "agrupar 20 ó 30 parroquias como si fuera una sola", además de precisar la colaboración de los fieles para abrir las iglesias para rezar "venga o no venga el sacerdote". En materia de vocaciones, tras ocho años sin ninguna ordenación, en los últimos se han producido dos nuevas ordenaciones más un diácono que se va a ordenar, además de cinco seminaristas que han ingresado en el Seminario de Astorga.

Aunque lo verdaderamente preocupante "es la descristianización y el abandono de la práctica de la fe". En el marco de esta situación la Diócesis acometará "un plan pastoral en la Diócesis para promover conversiones que no están basadas en la tradición, los ritos y la moral" al detectarse un regreso a la fe de personas que se habían desvinculado del catolicismo. "Este plan va a dar resultados pero nos va a costar". También apuntó que no quiere ser "el obispo que cierre parroquias".

Los vecinos por su parte preguntaron por la situación de la Casa Parroquial, si estaba a la venta o ya estaba vendida, ante las necesidades de vecinos y Ayuntamiento de adquirir un lugar en el que poder reunirse. La limpieza del retablo de San Millán y el arreglo de la ermita del Santo Cristo de la Vera Cruz, fueron otras dos cuestiones que trasladaron los vecinos. El obispo recalcó que la prioridad es "atender a la parroquia que se están cayendo".

En cuanto al arreglo de la ermita, el obispo descartó cualquier intervención de las asociaciones civiles en los templos de la Iglesia, en aras de la responsabilidad última del obispo y los problemas que estas obras han ocasionado. Reconoció que "está muy mezclado lo civil y lo eclesiástico y no se puede mezclar".