Las banderas del Ayuntamiento de Lubián ondeaban ayer a media asta en señal de duelo y reconocimiento por el ertzaina Inocencio Alonso García, de 51 años cumplidos en enero, natural de Las Hedradas, de donde se fue a los seis meses camino del País Vasco con sus padres y veraneante habitual del pueblo donde también nació su madre. Una de las concejalas de la corporación es prima del fallecido y se desplazaba ayer junto con otros familiares hasta la localidad de Ermua, donde residía, para asistir a la despedida del agente vasco.

El alcalde de Lubián, Felipe Lubián Lubián, señalaba ayer que era una persona muy conocida porque veraneaba en el pueblo de Las Hedradas y participaba en las actividades culturales y deportivas en el municipio, de hecho jugaba habitualmente en la pista deportiva de pádel de Lubián.

La Banda de Gaitas As Portelas entonará en su memoria el himno de Galicia, comunidad de ascendencia paterna, en un acto que se celebrará en septiembre en la casa de Galicia en Ermua, y al que habían sido invitados recientemente los componentes de la banda de la Alta Sanabria. El alcalde señalaba la necesidad de adoptar medidas antiviolencia en el fútbol, porque -a la espera de los resultados de la autopsia- el hecho de tener que actuar para interponerse entre los ultras bilbaínos y rusos ha influido en este trágico desenlace.

Con emoción recordaba ayer una de sus primas, Tránsito Colino Alonso, a Inocencio al que califica de "muy buena persona, que no hablaba por no molestar". Muy apegado al pueblo suyo y de su madre, Julia, disfrutaba todos los veranos y los fines de semana que podía de la familia en Las Hedradas. Tránsito Colino señalaba que su primo "es una estrella más" en el cielo, al tiempo que recordaba que una vez se lo encontró tumbado boca arriba en las escaleras de la casa de su prima, la escalera de los Alonso por el cartel que luce, mirando al cielo. Disfrutaba de "este cielo privilegiado que tenemos aquí lleno de estrellas y sin contaminación lumínica" como explicaba a Tránsito. Con una edad bastante pareja "hablábamos muchos ratos sentados en la escalera de los Alonso de lo que haríamos cuando nos jubiláramos".

Las imágenes de televisión doblan la tristeza de familiares, vecinos y amigos porque el Ertzaina que intenta ayudarle cuando se desploma en el suelo es su propio hermano.

La emoción asoma también en el rostro de Ester Brito, residente en Las Hedradas, y prima segunda de Inocencio, que recibió la mala noticia esa misma noche a través de una llamada telefónica de su hija. Poco antes de que comenzara el partido de fútbol, Ester cambió de cadena de televisión cuando empezaron a retransmitiese los enfrentamientos, ajena al triste desenlace. "Era muy buen chaval. Venía y se ponía a jugar con los niños, como si él fuera un crío más. Disfrutaba mucho en el pueblo". La casa familiar tenía vistas al paisaje y al parque infantil donde se juntaban los niños del pueblo. Todos los veranos sus padres, Julia y José, volvían para pasar una larga temporada con los dos hijos de Inocencio, como recordaba su vecina Segunda Barja, ayer ante la casa familiar. "Se me pone la piel de gallina solo de oír las noticias en la televisión. Son muy buenas personas".

Felipe Lubián corroboraba ese buen trato con el ertzaina con el que una vez mantuvo discrepancias por el color de los bancos instalados en Las Hedradas, de un cantoso color rojo, que distorsionaba la plaza del pueblo. Una discrepancia a través de las redes sociales que "arreglamos los dos con una cerveza".

En Hedradas están censadas 11 personas, aunque los residentes permanentes son unos 8 vecinos, además de algunos trabajadores de las obras del AVE que han arrendando vivienda en el pueblo. La mayor parte de los vecinos de Hedradas tuvieron que emigrar, a Zamora, Madrid, al País Vasco, Barcelona, Orense como relataban ayer los pocos vecinos que estaban en el pueblo. Los padres de Inocencio también tuvieron que emigrar al País Vasco, donde se crió el agente fallecido, y que mantuvo siempre unos estrechos lazos afectivos y familiares con el pequeño pueblo de la Alta Sanabria, al igual que con el pueblo orensano de A Canda, cuna paterna.