Cuando David Heras escuchó su nombre como ganador del Premio Goya 2018 a los Mejores Efectos Especiales por su trabajo en la película "Handia" junto a Jon Serrano, por un momento pensó en no equivocarse y hablar en el estrado de "Verónica". Porque este especialista vasco, hijo y nieto de zamoranos por los cuatro costados, se presentaba a la gala con dos nominaciones. En su carrera ha habido tres más, pero ha sido en 2018 cuando por fin se ha hecho con el preciado "cabezón", el galardón más importante del cine español.

David Heras Luengo lleva sangre zamorana de sus padres, Mª del Pilar, natural de Moralina de Sayago, y Manuel, de Manganeses de la Polvorosa. Ambos hijos de la emigración, buscaron oportunidades en el País Vasco donde se conocieron y nació el genio. Durante años David ha pasado los veranos con sus padres en Moralina, hasta que la carrera profesional le ha llevado por otros derroteros planetarios, pero no se olvida de una tierra "con escenarios fascinantes para el cine" confiesa.

-Aunque ya vuele muy alto con su exitosa carrera profesional ¿sigue vinculado a Zamora?

-Sobre todo mis padres, que no fallan en fechas como los Santos o los veranos en Moralina. Hace años yo iba con más frecuencia pero desde que me dedico a este mundo del cine apenas tengo tiempo casi ni de ir a Lasarte, donde viven mis padres. Ahora estoy de trotamundos por el planeta, tengo mi casa en Madrid y el estudio pero paro muy poco.

-Y ahora con su propia empresa tras desvincularse de User T38 con la que ha venido trabajando y ha ganado el Goya.

-Llevaba trece años y tocaba modificar alguna cosa de mi vida, empiezo a rodar una película el próximo mes y espero que los reconocimientos sigan llegando.

-¿Cómo llegó al mundo de los efectos especiales, quizás el menos convencional en el cine español?

-Me ha gustado el cine desde pequeño, recuerdo que mi primera película en los cines de San Sebastián fue "Regreso al futuro". Cuando la vi me explotó el cerebro y dije, no se cómo se hace eso pero quiero descubrirlo. Empecé estudiando informática y luego me fui centrando en cosas del cine, fui de la primera promoción de las escuelas de 3D de San Sebastián.

-El hecho de que no hubiera estudios específicos sobre efectos especiales añade dificultad a su elección ¿no?

-Desde luego, por eso tengo mucha parte de autodidacta, es un campo en constante descubrimiento, de mucho estudio e investigación. Imitar artificialmente la realidad es muy complicado.

-No lo debe de haber hecho nada mal, a sus 42 años con cinco nominaciones a los Goya (en esta edición dos) se le adivina un carrerón en el mundo del cine.

-Sí, después de cinco nominaciones hacíamos el chiste de que este año si no nos lo daban lo robábamos (risas).

-¿Fue una sorpresa el premio por "Handia" o en el fondo había confianza tras el gran trabajo con el gigante de Altzo?

-Las votaciones dependen de seres humanos, no hay un jurado técnico que diga esto está bien o peor. Por ejemplo el año de "Open Windows" (de Nacho Vigalondo) yo tenía clarísimo que lo íbamos a ganar, parecía difícil que se nos escapara pero no llegó. Cuando te das cuenta de que algo seguro no llega lo cuestionas y en esta ocasión el estar con dos nominaciones tampoco significaba que tuvieras el 50% de posibilidades.

-Pero cuando por fin escuchó su nombre en la gala de los Goya ¿qué sintió?

-Como "Handia" llevaba ya varios premios esa noche pues estábamos muy alterados, pero cuando escuchas tu nominación te tiemblan las piernas, han dicho tu nombre. Yo lo único que estaba pensando según iba hacia el escenario era en que no me equivocara con "Verónica" (la otra película con la que estaba nominado).

-El desafío en "Handia" era la recreación de un gigante, ¿qué ha sido lo más complejo?

-Era complicado porque Eneko Sagardoy (el actor) medía 1.84 metros y había que encajarlo en el cuerpo de un hombre de 2.40, hacer un gigante que además aparece en el 80% de la película. Fue el proceso más laborioso pero también el más bonito porque ayudas al acto a integrarse en el personaje.

-Incluso emularon la técnica utilizada en "El curioso caso de Benjamin Button" con el actor Brad Pitt sustituyendo la cabeza del actor por la de otra persona.

-Sí, lo hemos contado. Cuando los efectos digitales eran casi magia negra los especialistas desarrollaban sus sistemas pero los escondían. Sin embargo, como ahora lo importante es llegar el primero y contarlo el primero, cuando manda tanto la inmediatez , ya no se trata de esconder tu tecnología sino que intentas sacarlo el primero.

-Aunque su trayectoria ya dice mucho del nivel al que ha llegado ¿qué supone el Goya?

-Llevo 18 años trabajando y la gente me conoce, lo que puede hacer el Goya es certificar tu profesionalidad para que la gente que tenía dudas sepa que sabes hacer las cosas. Llevamos años en esto y la vida sigue, con proyectos en la nueva empresa Metal VFX.

-No es su caso, pero no todo el mundo del cine tiene la fortuna de poder vivir de su trabajo.

-Es uno de los grandes dramas, lo normal es que estudias una carrera y si eres bueno acabas trabajando en ello. Ahora es complicado porque el cine, a parte de cultura, es un espectáculo y hay gente que piensa que no es un trabajo, que en el fondo es un pasatiempo. Es verdad que yo me lo paso muy bien con lo que hago, pero cuando hay que trabajar 18 horas diarias es duro y frustrante que dediques tanto y no te de para vivir de ello. Yo he tenido la suerte de que sí, cuento con un equipo de 30 personas, pero es duro para un actos porque un rodaje como mínimo son doce horas. Ahí tenemos el caso de Eneko Sagardoy, ganador del Premio Goya al Actor Revelación, y está cobrando el paro.

-¿Le tiene la idea de trabajar más en Estados Unidos, la meca de los efectos especiales?

-El problema de España es que tiene buenos técnicos, grandes artista, buenísimas ideas y guionistas pero falta el dinero. Nosotros llevamos años trabajando con la industria americana y allí no hay problema, te da pena que con los grandes valores que hay en España falte ese respaldo económico.

-¿Zamora le resulta inspiradora para una película de efectos especiales?

-Zamora tiene lugares impresionantes para rodar y ser descubiertos. Estuve a punto de trabajar con Terry Gilliam en "El hombre que mató a don Quijote" y Zamora tenía localizaciones espectaculares para poder rodar. Yo estoy deseando volver y la forma de acercarme a mis raíces sería a través de una película.