En el Día Mundial de los Humedales, los vecinos ribereños del río Castro o río Requejo solo pueden conmemorar la defunción de este curso de agua, uno de los principales afluentes del río Tera. En el acta de defunción de este cauce, declarado Lugar de Interés Comunitario del río Tera y sus afluentes, figuran los vertidos procedentes de las obras y movimientos de tierras de las obras del trazado de Alta Velocidad, visibles aguas abajo hasta Puebla.

Agentes del Servicio Especial de Protección de la Naturaleza (Seprona) y de Confederación Hidrográfica del Duero, en las últimas semanas, han muestreado las aguas del cauce, incluidas las que circulan por la red de abastecimiento del pueblo de Castro, que toma las aguas desde la capa freática del río. "Huele mal y sale con un color turbio" denuncian los afectados. Nadie bebe agua del grifo. El concejal de Cobreros, Pedro Fernández, reclamaba el control estricto de las aguas que entran directamente a la red de abastecimiento del pueblo de Castro, una pedanía del municipio con muchos problemas de abastecimiento tanto por el descenso de caudal del río como por las obras que se ejecutan aguas arriba, además de la extracción de áridos.

La falta de control y seguimiento de las medidas de protección ambiental de los vertidos, contempladas y presupuestadas en esta obra pública estatal, se han traducido en varias denuncias ante la Guardia Civil.

La picaresca para saltarse los controles es visible. En una de las balsas de depuración donde se hace el control del PH, la sonda que mide este baremo está introducida en una botella. El agua de la botella mineral está limpia y toda el agua tanque totalmente sucia, incluso flota una capa de aceite o gasoil en la superficie. Una depuradora de estas características consta de tres tanques, donde generalmente se hace la depuración de los vertidos. Los dos primeros siempre están en peor estado, al ser las primeras fases de limpieza. En la tercera balsa, el agua debe estar en las mejores condiciones posibles, incluso con el uso de aire líquido para rebajar los niveles de PH a los valores aceptables, antes de volver al río. Es en esta última fase donde se hace el control del PH. No es el caso. El PH medido es el de una botella de agua mineral.

Los tubos por los que desaguan estas aguas residuales salen a escape libre al cauce mediante tubos bien visibles, aunque en otros puntos se ha disimulado, un poco, la salida. Estas imágenes también se han remitido a la Guardia Civil.

A los vertidos de las obras se suma el impacto de los movimientos de tierras desde la boca del túnel del Padornelo aguas abajo, una cuenca que recoge todo el agua de las Sierras de Parada y la portilla del Padornelo. Los vertidos unidos a los lodos se desparraman entre el arbolado de ribera con la crecida del río por las lluvias y recientemente por el deshielo prematuro de las nieves.

La pérdida cultural y ecológica es visible a simple vista para los ribereños que frecuentaban este río. Los pescadores no aparecen por las orillas, las truchas apenas se ven, los escasos náyades o mejillones de río han desaparecido y la población de desmán echará en falta el agua limpia, al igual que los bañistas de las zonas de baño de Requejo, Pedralba, Santa Colomba, San Miguel y Gallinatos.