Los ríos y los embalses zamoranos, como los del resto del país, están poblados de especies exóticas e invasoras llegadas a los escenarios fluviales por sus medios o por la mano del hombre. De su rápida expansión hablan las propias guías de peces al quedar al poco tiempo desfasadas, en cuanto a la ubicación de seres alóctonos.

La entrada de exóticas provoca una alteración de los ecosistemas y son una amenaza para la conservación de las especies autóctonas al convertirse en una hueste de Atilas que atropellan lo existente. De hecho, casi la mitad de las especies que habitan en los grandes escenarios fluviales no tienen nada que ver con lo originario. Algunas allegadas adquieren un poder tan descomunal de predación o de reproducción que se imponen sin tardanza.

Zamora cuenta con más de una docena de las especies de río integradas en el catálogo exóticas e invasoras. Tanto Medio Ambiente como los pescadores tienen constancia de la presencia de lucioperca, percasol o pez sol, perca americana, la gambusia, lucio, cangrejo señal, cangrejo rojo, pez gato, alburno, carpín dorado, trucha arco iris y almeja asiática.

AEMS-Ríos con Vida ha hecho público un extenso informe que se halla en estos momentos "en fase de aportaciones de técnicos", según apunta el secretario de la entidad César González. Ha sido redactado ante "la necesidad de promover medidas que apoyen la conservación de los sistemas acuáticos, ante el conflicto y polémica surgida especialmente tras la sentencia del Tribunal Supremo", de 16 de marzo de 2016, que incluyó en el Catálogo, entre otras, a la carpa y a la trucha arco iris. El documento resalta que "las introducciones son una de las principales causas de amenaza para la conservación, supervivencia e integridad genética de la ictiofauna autóctona". Entre sus efectos "Frankenstein" menciona "la sustitución y progresiva eliminación de lo originario por depredación, hibridación, introducción de enfermedades, alteración del hábitat y competencia por los recursos o por el espacio". Es decir: "perdida de biodiversidad".

Ríos con Vida expone que en la nueva composición piscícola no solo ha influido la pesca deportiva y la acuariofilia. Asegura que en la aclimatación y expansión de los peces exóticos también incide "la alteración del medio acuático, especialmente en los tramos fluviales medios y bajos de los ríos, donde el aumento de especies introducidas se hace exponencial a partir de los años 60 al calor de los numerosos embalses y coincidiendo con la regulación de los caudales". Esta nueva realidad conlleva "la pérdida de torrencialidad, disminución de estiajes y una homogenización de los regímenes a lo largo del año y de los años".

Regímenes hidrológicos

Ríos con Vida sostiene que "a las especies introducidas no le es fácil adaptarse a los regímenes hidrológicos naturales para constituir poblaciones estables y perdurables, en contraposición con las especies naturales". "En los climas con gran estrés hídrico en verano y gran pluviosidad otoñal, las especies exóticas, en principio, encuentran un medio más bien hostil a su colonización y expansión" subraya.

Ponen de relieve los autores que "la alteración estructural del medio fluvial, mediante la construcción de grandes infraestructuras hidráulicas y la regulación de los ríos, ha atenuado el carácter irregular e impredecible de la hidrología, de modo que esta "estabilidad ha favorecido a las especies exóticas". Hoy día, "la mayor parte de los tramos medios y bajos de los ríos han pasado de un ambiente de aguas corrientes y caudal variable, al que están adaptadas las especies autóctonas, a presentar un ambiente con aguas más profundas y sin apenas corriente".

No ofrece duda para Ríos con Vida que "los embalses son uno de los principales factores que determina el estado de conservación de las comunidades piscícolas", y subraya que "las características biológicas de las invasoras son fundamentales para comprender el éxito en estas áreas". Hace referencia a que "un análisis de la biología de especies exóticas y autóctonas reveló que los peces introducidos se caracterizan por gran tamaño, gran longevidad, madurez tardía, elevada fecundidad, pocas puestas al año y un corto periodo reproductor, mientras que las especies nativa se caracterizan por lo opuesto". Además, "los embalses siguen siendo focos preferidos de introducción, y es necesaria la vigilancia en estos lugares".

"Las empresas eléctricas están a su beneficio y pasan por limitar los costes y maximizar las ganancias. Quieren tener agua y tradicionalmente no han dado importancia al medioambiente incumpliendo la normativa promulgada a mediados del XX para la normal supervivencia de las especies piscícolas y de construcción de escalas" expresa González.

Para Ríos con Vida "es claro que los esfuerzos realizados hasta ahora para controlar las especies exóticas y evitar nuevas introducciones han sido insuficientes, todo a pesar de la calificación penal de la introducción de especies exóticas y de los últimos avances legislativos". Hay leyes con sus correspondientes prohibiciones, sanciones y multas, pero la aparición de nuevas especies y la expansión de las mismas habla por sí mismo de su escasa efectividad para salvar e imponer a las especies autóctonas.

La administración española "percibió la problemática de la expansión de especies exóticas, como queda puesto de manifiesto en la Ley de Conservación de los Espacios Naturales y la Flora y Fauna Silvestres, pero "desconociendo o incumpliendo las obligaciones la autorización administrativa fue el mecanismo de excepcionalidad utilizado para dar amparo legal a la introducción o suelta arbitraria, sistemática y generalizada de especies exóticas como la trucha arco iris o de variedades alóctonas de trucha común, mediante unas mal llamadas repoblaciones que iban frontalmente en contra de los principios y criterios de conservación".

César González afirma que "venimos de una inercia de introducir especies que se consideraba que podrían ser rentables", y destaca que la Administración tiene la obligación de ejercer un control porque el problema hay que enmarcarlo en la gestión general del agua e ir hacia renaturalizar lo que se pueda para potenciar las especies originarias".

"La regla básica, indica, es no permitir pescar porque lejos de contribuir a su erradicación lo que se favorece es la expansión". González está convencido de el problema "no tiene una solución fácil", y apunta como fórmula "al manejo del hábitat, como, por ejemplo, hacer oscilar el nivel de los embalses para dificultad la crianza de las exóticas en el momento de la reproducción". En el informe se hace referencia "a simular riadas y sequías" para renaturalizar el medio fluvial.