San Vicente de la Cabeza se vistió ayer con sus mejores galas para celebrar el día grande de las fiestas patronales en honor al que fuera, durante siglos, el protector divino contra los males de la rabia y la viruela.

Este año, al caer en lunes, día laborable, la mayor parte de las cantoras se encontraban fuera del pueblo con lo cual no se pudo ofrecer y cantar el ramo. No obstante el pueblo mantuvo el resto de los rituales gracias a la presencia de jóvenes y mayores.

Pasado el mediodía, las campañas llamaron a los feligreses que acudieron para participar en la procesión alrededor del templo, ubicado en la ladera. Música de gaita y tamboril acompañaron a San Vicente, portado por dos mozos con sus flores y lazos de colores rojos y blancos. Una de las tradiciones manda que San Vicente salga de la iglesia de frente ,y vuelva a ella entrando de espaldas y dando la cara a los devotos que le acompañan.

El arcipreste de Aliste, ofició la misa cantada. Uno de los momentos más emotivos fue la adoración de la reliquia.

Otra de las tradiciones de San Vicente es la bendición del "Pan Bendito". Antaño los vecinos de los pueblos de la comarca acudían cada 22 de enero a San Vicente portando sus hogazas de pan casero que, una vez bendecidas, regresaban a casa y se guardaban como oro en paño para tomarlas tanto las personas como los animales domésticos contra la rabia y la viruela, junto al agua bendita y un responso.

Era fiesta de carácter comarcal e incluso acudían los gallegos de paso a postrarse ante el santo y venerar su reliquia. Por San Vicente cruza el llamado "Camino de Galicia", que tras cruzar el río Esla por la barca de San Vicente del Barco continuaba por Puercas y Valer. Senda por donde llegaban y volvían los segadores y canteros gallegos a los que Rosalía de Castro rindió homenaje en su "Castellanas de Castilla / tratadme bien a los gallegos / cuando van van, como rosas / cuando vienen, como negros".