En 1607, cuando el pueblo contaba con solo 20 feligreses, ya se adoraba la reliquia del mártir San Vicente, que fue torturado y muerto en el año 303 durante el mandado en Roma de Diocleciano.

Inicialmente habría existido una ermita propia en la localidad, que luego caería en un estado de ruina. Este circunstancia llevó a los devotos a trasladar la imagen, la reliquia y las ofrendas a la actual iglesia. Un hecho que se apunta dada del año 1685.

En el año 1791 el visitador y licenciado Manuel Cid y Moroy, del Arzobispado de Compostela, hizo un largo viaje en caballería, por caminos de rodera y herradura, desde la catedral de Santiago a sus Vicarías de Alba y Aliste, visitando todos sus pueblos, entre ellos San Vicente de la Cabeza.

En sus manuscritos dejaba constancia de que "en esta iglesia y altar separado existe una reliquia de san Vicente Mártir, la que se dice ser un hueso de la cabeza de dicho santo. Tal reliquia es la que vienen a adorar muchas personas, tanto del país como de fuera, especialmente las que se hallen tocadas del mal de la rabia".

La localidad de San Vicente de la Cabeza logró su mayor indice poblacional en el año 1960, en que llegó a contar con un total de 307 empadronados. A partir de ahí, fue sufriendo un grave retroceso que le llevó acabar el siglo XX e iniciar el XXI con 191 residentes.