El geógrafo Daniel Boyano Sotillo presentó el estudio de "Caracterización geográfica y servicios ecosistémicos de la cuenca hidrográfica del río Tera", a la par que invitó a profundizar en el estudio y la situación de sus principales afluentes, los ríos Castro y Rionegro, y las consecuencias que tienen para estos cauces las obras del trazado de Alta Velocidad y de las repoblaciones forestales. Abogó por fomentar el voluntariado para participar en los controles que desde hace cuatro años se desarrollan en la subcuenca para su protección.

El biólogo Eduardo Valentín Estanislao presentó, por su parte, los resultados del estudio de los análisis, en colaboración con la asociación Adecagua, dentro del contexto de conmemoración del Día Mundial del Control de la Calidad del Agua, que reúne a colaboradores de más de 100 países, con la característica común de estar vinculados directamente con la preservación de las cuencas en las que residen.

Boyano esbozó el contexto geográfico de la cuenca, los servicios ecosistémicos que son los bienes que proporcionan la naturaleza a los humanos en aspectos como el abastecimiento y el aprovisionamientos, además de la regularización que representan las nevadas y su congelación en el periodo invernal, que aporta agua de cara al verano y específicamente para las actividades ganaderas en el territorio. Otros servicios ecosistémicos son culturales, como las actividades de recreo estivales concentradas en el Lago. Por último señaló los servicios de apoyo, similares a los de regulación. Este estudio se enmarca dentro las actividades desarrolladas por el grupo de voluntariado Cryosanabria.

Boyano apuntó el olvido que hay sobre el estudio y análisis de esta cuenca y animó a profundizar en su conocimiento en los centros educativos porque "estudiamos los principales ríos de la península ibérica y no conocemos los ríos más cercanos".

Las consecuencias para el río Castro son visibles y evidentes. Quedó de manifiesto en una de las fotografías expuestas durante la presentación, un contraste de color en el caso del río Castro, cuando sus aguas blanquecinas se mezclan con las aguas del Tera oscurecido, a su paso por Puebla de Sanabria. En el caso del río Castro faltan estudios que precisen lo que está ocurriendo ahora con la ejecución de las obras del AVE. Sobre el río Negro también falta un estudio en profundidad hasta el punto de que "su nacimiento no es en un circo glaciar sino que es una morfología glaciar menor, donde tampoco hay unanimidad en su punto exacto de nacimiento en las laderas del Vizcodillo". En este contexto falta un seguimiento de las consecuencias de las repoblaciones forestales en las laderas del Vizcodillo para el río.

El dato más preocupante en el estudio abordado por Eduardo Valentín Estanislao, con el muestreo en 5 puntos, en junio y septiembre, en el nacimiento y el final del recorrido del río, es la constatación en los análisis de septiembre del descenso de la población de macroinvertebrados en el punto de muestreo de Puebla, como consecuencia posiblemente de los arrastres de lodos y cenizas provenientes del incendio de hace más de un año de San Ciprián de Sanabria arrastrados por las tormentas de finales de agosto. Hay aspectos mejorables, como la dotación de material y una mayor participación de voluntarios, lo que permitiría unas conclusiones más precisas sobre la situación real.

Estos datos abrieron un debate en el auditorio sobre la necesidad de intervenir desde la Administración, la propia Confederación Hidrográfica del Duero, en la restauración del terreno y el cauce en puntos concretos. "Pero lo único que se espera es que una riada que haga el trabajo de limpieza". El depósito de lodos supone la muerte de numerosa fauna "invisible" que cumple una función esencial de depuración de las aguas y que en estos momentos ha quedado "sepultada".

En el caso de las obras del AVE y el río Castro "hay una falta de control y de seguimiento estrictamente medioambiental, pese a que económicamente se dotan partidas presupuestarias para ese control". El caso más evidente, que se expuso en el debate, es el uso de las balsas de decantación, que se saturan y no se limpian, con lo cual dejan de cumplir su función para preservar el cauce, ya que las aguas sucias terminan en el río. También hay una dejación en la instalación de filtros y barreras para que los materiales altamente contaminantes acaben en los ríos.

Hormigones y cementos son de los materiales más contaminantes y peligrosos para la fauna y flora. Para contrarrestar el efecto de las heladas en zonas de montaña y las acidez del granito y favorecer el fraguado de hormigones y cementos se eleva su PH hasta 12, lo que supone un agente altamente cáustico que abrasa toda la fauna aguas abajo, si no hay un estricto control, como se apuntó en el transcurso del debate.