En el verano de 1988 la fiesta "Alistana" en Palazuelo puso, junto al río Aliste, la semilla que ya en en el otoño gracias a la iniciativa del profesor Bernard Junquera daba como fruto la Federación de Asociaciones Culturales que, el 11 de junio de 1989, ponía en marcha el Día de la Comarca de Aliste, Tábara y Alba en Fornillos. Recuerdo aún aquella mágica noche compartiendo cubatas y alegría con mi querida Mayte y el batería de Alcotán y amigo Alfredo Fradejas. Los primeros años, hasta 1997, sin prisa pero sin pausa, gracias al sacrificio de sus fundadores se ganó un justo y merecido prestigio, y cada julio, la fiesta de la hermandad y la convivencia era un orgullo para alistanos, tabareses y albarinos, residentes y emigrantes, que marcaba la fecha en el calendario para regresar a disfrutar y compartir junto a los paisanos la cultura tradicional y los valores endógenos: sabiduría popular, gastronomía y productos de la tierra amén de la sencillez, honestidad y generosidad de esta tierra.

Sus verbenas fueron populares con orquestas de lujo como Alcotán y Manacor, convirtiéndose en las más concurridas de Zamora. Hermandad y convivencia bajo la luz de la luna donde compartían bailes y juerga incluso gentes llegadas de la capital y de Tras Os Montes. Durante el día las personas mayores acudían a disfrutar a la vera de sus artesanos como el sastre Juan Gallego de Bercianos, porque ellos eran y son imprescindibles.

Hoy la movida nocturna del Día de la Comarca ha entrado en decadencia y la multitud ha dado paso a la soledad de los espacios vacíos y las orquestas de élite a grupos de andar por casa. En la diurna nuestros mayores, los que pagan impuestos que sufragan la fiesta, brillan por su ausencia porque nadie se acuerda de ellos. Lo que más luce, eso sí, es ver a políticos y autoridades de traje y corbata en misas y procesiones donde habría que ver hasta dónde llega la fe y el paripé y cuántos creen en Dios, allá cada cual, y en los pueblos y a sus alistanos, tabareses y albarinos, esto sí que duele porque se olvidan, no todos, pero sí muchos, que son personas con gustos, dignidad y ganas de divertirse: muchísimo más que una simple papeleta cada cuatro años.

Soy el primero, siempre lo he sido, en valorar como se merece la labor de las asociaciones, cuyos dirigentes se parten el alma, antes y ahora, por el Día de la Comarca. Sin embargo ha llegado la hora de asumir que, siendo desde luego legal, no parece lo más ético y justo que en una comarca con 103 pueblos, de 28 ediciones celebradas, más de la mitad, 17, se las repartan 8 pueblos al más puro estilo del compadreo, repitiendo cada vez que se le antoja, cierto es, amparándose en su normativa. Pero cierto también es que cuando hay que pedir la pasta a Junta, Diputación, Ayuntamientos o Adata ahí ya tienen cabida el "Somos Comarca" y todos los pueblos y las asociaciones, federadas o no. Renovarse o morir, he ahí la cuestión, y todos debemos entonar el mea culpa y asumir que para progresar y sobrevivir todos hay que apoyar y trabajar. Aliste, Tábara y Alba se merecen un Día de la Comarca como los de antes: sin personalismos, egos absurdos ni demagogias.