Heladas, granizadas, poca lluvia y altas temperaturas condicionaron la producción de hortalizas y frutos del bosque en un año considerado catastrófico por los recolectores con grandes pérdidas económicas para las familias. La campaña de la castaña "fue muy mala: pocas y muchas avellanadas" y la de setas silvestres en otoño ni siquiera existió, algo que no se conocía desde que 1981 se comenzaron a comercializar por Manolo Faúndez. Las viñas sufrían el más duro revés con la helada caída el día 30 de abril a la que los propios propietarios de viñedos culpan de la perdida en 2017 de alrededor del 80% de la producción de uvas. Lo mismo sucedió a las moras.