El vecindario de San Martín de Castañeda recibió el viernes la visita del extraordinario cortejo de enmascarados que conforman las figuras de la talanqueiras, visparros, dama, ciego y cernadeiro, que desafiaron a los copos de nieves e inclemencias del tiempo a la hora de recorrer todas y cada una de las casas abiertas para reclamar el aguinaldo.

La vistosa comitiva inició su callejeo por el barrio alto de la localidad, recibiendo de sus moradores viandas del cerdo o, en muchos casos, dinero, que sirven para, en expresión de Oscar Coca, financiar u organizar "la farra" con la que se suele rematar la tradicional escenificación.

Este año el cortejo estuvo integrado por una decena de figuras que durante cerca de dos horas llevaron a cabo la representación de un ritual que se da por recuperado, aunque para ello deban tomar parte personajes que antiguamente estaban excluidos "y que ahora se van reenganchando" como los casados, según afirma Coca del Estal. La despoblación, patente en el número de viviendas cerradas y en el reducido número de jóvenes que alegran la atmósfera de los pueblos, presagia "un futuro incierto para este tipo de tradiciones".

Por primera vez las mascaradas de San Martín y de Castañeda y Vigo han contado con una subvención de 2.500 euros concedidos por la Diputación provincial de Zamora, que sirven para financiar gastos, especialmente, cuando existen desplazamientos a otras ciudades o pueblos para representar la Visparra con toda su fuerza y expresión.

La mascarada finaliza en la plaza del Monasterio con los bailes y la quema de una figura, que suele ser el Ciego. Aunque no fue anunciada, contó con la presencia de algunos amantes de las tradiciones que conocen y tratan de difundir estas costumbres.

Este momento viene a hacerse coincidir con la entrada en escena de los Reyes Magos, que toman el testigo para continuar con una noche mágica y llena de ilusión por calles y plaza de San Martín de Castañeda.