Antaño, la tradición mandaba que el día de Navidad, el Alcalde de los Mozos convocara a los solteros que el 1 de enero iban a dar vida a "Los Carochos". Todos ellos se dirigían a la "Poza la Mayada", laguna artificial junto a un acuífero natural donde acudían las parturientas para lavar la ropa, por ser el agua más caliente que la del río Frío, cuyo nombre ya delata su frescura. Por esos valores dichas aguas se utilizaban también para amasar la harina y hacer las hogazas de pan: "Con esta agua se venía antes la masa y se acortaba el tiempo de dicha faena". Culminada la limpia de la poza allí mismo se ultimaba la confección de la "Carocha" del Diablo Grande y se cortaban las "Trallas" de parra silvestre para el Ciego y el Molacillo.

En tiempos lejanos solamente los mozos que habían repartido el "pan bendito" tenían preferencia a la hora de elegir personaje: obviamente los preferidos eran los dos Diablos (Grande y Chiquito). Cada familia ofrecía en la misa dominical, por rigurosa "Roda", el pan bendito. El ama de la casa era la encargada de ofrecer la hogaza en el altar, "Ofertorio", entregada al cura con una vela. Dos mozos eran luego los encargados de "sacar el pan bendito" en una cesta de mimbre desde el altar mayor al atrio del templo, donde se repartía: quien lo recibía hacia la señal de la cruz con el pan y se lo comía tras besar el "portapaz". Dicha costumbre se perdió al quemarse la antigua iglesia en 1969.