El grandioso río Aliste que da nombre a la comarca fronteriza y es conocido por sus inundaciones y grandes avenidas por primera vez en su historia se mantiene seco con la llegada del invierno, lejos del gran Esla al que habitualmente tributa con sus aguas. Nadie, ni los más ancianos alistanos y albarinos recuerdan un hecho similar con su cauce seco a causa de una larga sequía y la escasez de lluvias que son su principal fuente a falta de grande manantiales en su recorrido.

El río, que nace en la Sierra de la Culebra, mantuvo su exiguo caudal durante la época estival en su pueblo de origen, San Pedro de las Herrerías. Pasado el verano, durante el otoño sus aguas sólo han podido pasar por Mahíde y Pobladura hasta Las Torres donde: "Se puede cruzar de un salto, cuando a estas alturas otros años ya era caudaloso" afirma Feliciano Peláez de Las Torres.

A partir de ahí el cauce es un autentico erial de piedras y tierra donde la práctica totalidad de la fauna piscícola y mucha parte de la flora de ribera ha sucumbido a la falta de agua en su paso por los términos de Palazuelo de las Cuevas, San Vicente de la Cabeza, Bercianos, Valer, Flores, Gallegos del Río, Domez, Vegalatrave, Losacino, Vide, El Castillo y Carbajales de Alba.

Sus aguas eran habitualmente parte imprescindible de la subsistencia para la ganadería durante el pastoreo extensivo. Mientras que antaño, aun cortándose el cauce se mantenían reservas de agua en pozos profundos y zudas, este año se agotaron la práctica totalidad en julio y agosto con lo cual se ha convertido en toda una odisea para los pastores encontrar suministro para las ovejas pues aunque quedan pocos rebaños los hay de entre 500 y 1.500 ovejas.

Otros cauces que se mantienen secos a estas alturas son los de la Ribera de Brandilanes, el Mena por Tolilla y el Cabrón por Ferreras de Abajo. Los ancianos alistanos sentencian que "esto puede ir de mal en peor sino no llueve y nieva pronto y mucho, porque un invierno seco y malo solo trae un verano peor".