La matanza al estilo tradicional es uno de los actos centrales que se ha celebrado en Jambrina con motivo de las fiestas de La Inmaculada que concluyen el domingo, 10 de diciembre. Un marrano de 175 kilos ha dado de si lo suyo, tanto para recordar los trabajos de antaño, cuando la matanza reunía a familiares y vecinos que participaban desde primeras horas de la mañana en la muerte del cerdo, el consiguiente chamuscado y el lavado como paso previo a abrirlo en canal y deshacerlo. Jambrina es la primera vez que organiza la matanza popular, de manera totalmente artesanal ,impulsada por los propios vecinos y el ayuntamiento para dar a conocer una costumbre que suponía el sustento alimenticio de todo un año. Hasta tal punto que en estas épocas de finales del otoño y principios del inverno, cuando empiezan las heladas, era la ocasión propicia para el sacrificio no sólo de un animal de forma simbólica como esta ocasión, sino varios cochinos cuya carne aseguraba una parte relevante de la dieta del resto del año.

En esta ocasión el cochino de Jambrina ha dado de si con la cena degustación de la matanza y la preparación de manteca y bollos coscarones que está prevista como final de fiesta a partir de las seis y media el dia 10. Entre medias el programa festivo se ha desarrollado también en torno a la devoción a la Virgen de la Inmaculada, con misa y procesión, diferentes campeonatos de juegos de mesa, bailes, repique de campanas y la chocolatada prevista para la madrugada del domingo.

Las matanzas son una costumbre que ha ido a menos durante los últimos años, como demuestran los datos de los análisis realizados por los veterinarios a los cerdos sacrificados, que son obligatorios. Según informa Sanidad de la Junta las tradicionales matanzas tienden a la baja y desde la campaña 1999/2000 el número de análisis realizados ha disminuido más de un 84 %. Esta mengua generalizada se debe fundamentalmente al cambio de los hábitos alimenticios de la población. Durante la pasada campaña 2016/2017 se reconocieron un total de 2.256 cerdos sacrificados en domicilios particulares, 53 por servicios veterinarios oficiales y 2.203 por los profesionales colaboradores. Esto supone un aumento de 146 animales respecto a la campaña 2015/2016, en la que se analizaron 2.057 animales.