Dice el refrán popular que "dando tiempo al tiempo, el mozo llega a viejo". Y en esas está Arturo Crespo Vega, que el pasado 20 de noviembre celebraba su 104 cumpleaños en la residencia Coral de Morales del Vino. Y es que al "ti Arturo", nacido en 1913, le conocen y le recuerdan mucho en la zona de Aliste, en la comarca que nació, concretamente en Riomanzanas, pueblo en el que se crió junto a sus siete hermanos, dos chicas y cinco chicos, descendientes de Eugenio Crespo y Eleva Vega.

"Siempre que voy por Aliste me pregunta todo el mundo por él", explica su sobrina, Asunción Crespo, la única que mantiene un contacto directo con el centenario acudiendo a visitarlo con frecuencia y con el que celebró su onomástica en compañía del personal del geriátrico de Morales del Vino.

"Y comió de todo, un purecito, un pescado con tomate y el mejor y más grande pastel". Eso sí, siguiendo la tónica de su vida diaria tampoco en esta ocasión bebió alcohol ni fumó. "Nunca lo ha hecho". Quizá ese sea alguno de los secretos de su longevidad, a los que su pariente añade "el gusto por la vida y por caminar a diario. Caminaba muchísimo y además hasta cerca de los 90 años le gustaba salir con los jóvenes del pueblo de fiesta en fiesta".

Arturo, viudo de Aurelia, no tuvo descendencia con lo cual el título de abuelo veterano de la provincia no está entre sus galardones, pero sí el de ser uno de los zamoranos más ancianos de esta tierra. Durante muchos años él ofrecía una amplio elenco de productos desde su tienda de ultramarinos que regentó hasta avanzada edad en la calle de la Iglesia de Riomanzanas.

En su larga vida y cuarta edad el centenario alistano ha conocidos dos guerras mundiales y una guerra civil, de las que por supuesto no se tenía tanto conocimiento como ahora, al no existir la televisión, además de ser testigo directo de la enorme transformación social: "Era algo que le gustaba muchísimo, la televisión, pero ahora apenas ve y se ha quedado sordo de un oído, con lo cual el aislamiento le está pasando factura". Aún así conserva sus facultades mentales en óptimo estado, aunque hay que hablarle en alto para superar los problemas auditivos.

Es Zamora sinónimo de longevidad y de hecho son 139 las personas que tienen cien años o más, la mayoría de ellas, 102, mujeres. De hecho el récord de longevidad, 109 años, lo ostenta una sanabresa.