la Capa Parda Alistana de Honras y Respeto es la estrella, luz y guía de nuestra amada y añorada tierra de Aliste, alma, corazón y vida de nuestras gentes, alistanos y alistanas, esos hombres y mujeres nacidos allí donde se cruzan las fronteras de España y Portugal.

Desde la "Noche de los Tiempos, antes incluso de aquel lejano 12 de septiembre de 1297, a orillas del río Angueira, cuando dos reyes, Dinis de Portugal, esposo de Santa Isabel de Aragón, y Fernando IV "El Emplazado", de Castilla, solo niño, arropado por su madre María de Molina y su tío Henrique, rubricaran el "Tratado de Alcañices" instaurando la frontera conocida más antigua de Europa. Fronteras territoriales, que lejos de separar, nos unieron a trasmontanos y alistanos en romerías de "La Luz", "La Salud" y "La Riberinha", en estraperlos y contrabandos, con unos orígenes y un destino común.

Pueblos los nuestros, -que alistano yo soy, de Valer-, de hombres y mujeres tan sencillos y trabajadores como sabios, buenas gentes, puros artesanos de la supervivencia, obligados desde la antigüedad a labrarse su propia indumentaria aprovechando el blanco lino de los linares de las riberas del Aliste, Frío, Manzanas y Cebal, la lana virgen de sus preciadas y apreciadas ovejas de pura sangre Castellana.

La lana blanca tenía más valor, se pagaba más, y llevó a desahuciar de las llanuras de Castilla a nuestra "Castellana Negra", sí, la nuestra, la alistana, esa que aquí en Aliste encontró, desde sus orígenes, un hábitat convertido en paraíso. Pero no fue fácil pues hubo de modelar su morfología de meseta y ribera, a las áridas tierras alistanas buscando y hallando, como si de una cabra se tratase, su agua y alimento entre las cumbres borrascosas de jaras y urces y los peñascales, en muy fríos inviernos y muy calurosos veranos, uniéndose a los alistanos en la lucha por la supervivencia, dura, llena de fatigas, pero digna.

Capa Parda Alistana de Honras y Respeto, fiel compañera y testigo de nuestras amadas gentes alistanas desde el nacimiento hasta la muerte. Preciado tesoro que guarda los secretos y aconteceres de nuestras vidas, de amores y desengaños, fríos y calores, lluvias y ventiscas, nevadas y tormentas, amainando el temporal de la tragedia y haciendo de la soledad una compañera, cuando menos, llevadera.

Capa "Parda", porque su alma son los paños pardos de nuestra oveja negra, corazón de hilandares y seranos, de ruecas y telares, curtidos en los viejos batanes de ribera movidos por las aguas de los ríos Aliste y Frío.

Capa "Alistana", que nuestra es, parte imprescindible de nuestras vidas y de nuestra historia: de nuestras alegrías y tristezas, sonrisas y lágrimas, felicidad y soledad, dolores y esperanzas.

Capa de "Honras", porque honrados fuimos, honrados somos y honrados siempre seremos. Porque cuando la voz se atraganta no hay mayor sentimiento que aquel que sólo necesita de silencios y miradas para expresarse. Cuando la salud luchaba a vida o muerte sobre el jergón de pajas de centeno, allí estaba nuestra Capa de Honras, en el "Viático", junto con el "Farol de Pajar", alumbrando las empinadas y embarradas calles camino de la casa del enfermo para darle la Extrema Unción.

Cuando la vida terminada, el féretro del hermano fallecido era llevado y acompañado por los hombres de Capa Parda con la caperuza caída en señal de luto. Cuando el fenecido era un familiar, su padre, su hijo o su abuelo asumían la Capa Parda como señal de luto aunque fuese verano, tiempo de calores y framas, de siega, acarreo y trilla.

Hasta el Hijo de Dios, de José y María, nieto de Santa Ana y San Joaquín, ha sentido y siente el calor de la Capa Parda Alistana en tiempos de Pasión y Muerte cuando los alistanos le acompañan en su ultimo viaje camino del Calvario en su Santo Entierro.

Capa de "Respeto", pues su sencillez y austeridad de paños pardos y lucidos negros, es arte puro, hecho puntada a puntada, sin prisas pero sin pausas, signo de belleza y humildad, que invita a silencios y autoridad, a tener claro que no hay vida digna sin respeto propio y al prójimo. Seña de identidad de esta tierra nacidas de las manos de sastres como Juan Gallego Baz, pariente mío, primo de mi madre Justa y de mi padre Felipe, en casa de cuyos padres los tíos José y Lucía compartimos Viernes Santos de pulpo, cariños y Pasión de Cristo.

En esta tierra con historias de Zoelas, imperios llegados de lejos como la Roma de César Augusto y su Curunda Caesarea, reinos, marquesados, condados y dictaduras, de frente con Francisco Franco, de espaldas con Salazar, fuimos ejemplo de Democracia. Cada uno de enero los vecinos votaban su autoridad mayor: el Alcalde Pedáneo y él, bajo su Capa Parda de Honras y Respeto, recibía de su antecesor el "Bastón de Mando" que junto al paño pardo presidiría concejos, procesiones de la Santa Patrona y rozadas en la serranía.

La primera Capa Parda de cada varón alistano no era propia sino de prestado. La "Noche de Pedida" el novio heredaba en vida, por un día la Capa Parda de su abuelo, bajo la cual escuchó y aprendió los primeros consejos que, hechos realidad con el paso del tiempo, le hacían más sabio. El novio, con la capa del abuelo, su padre y su padrino, acudían a casa de los futuros consuegros a pedir la mano de la novia ataviados con sus Capas Pardas.

El "Día de la Boda" la Capa Parda de estrena acompañaba al novio a la iglesia, como mozo, para salir como casado. Cruce de miradas, un beso casto y el nacimiento de una familia donde el marido sabía que aquella capa iba a ser su más fiel compañera de viaje, hasta la muerte, donde la pesada Capa Parda daba paso a la liviana mortaja de lino compañera de Viernes Santos y entierros propios.

No fue solo nuestra capa prenda de agricultores y ganaderos de fiesta, trabajo y vagar, que también lo fue de reyes y cardenales algunos aquí nacidos como delatan los manuscritos del Vaticano (Roma), el Arzobispado de Compostela a donde pertenecimos varios siglos y la nobleza del Condado de Alba de Aliste y los Almansa.

San Froilán de León y San Atilano de Tarazona en su refugio de la Sierra de la Culebra en Tábara la llevaron en sus andanzas cuidando cabras. San Víctor Bracarense, oraba, -paradojas de la vida-, en el "Teso del Diablo" de Palazuelo de las Cuevas, desde donde se sentía más cerca de su cielo y de su Dios, mientras de noche acariciaba la luna y las estrellas con su mirada, y de Día sentía la paz de la llanura del Campo Alistano, las riberas del río Aliste, hasta las sierras leonesas aun nevadas a principios del verano. Una Capa Parda cubrió allí por Carbajales de Alba, junto al río Aliste, el cuerpo sin vida de Santa Engracia degollada por su antiguo novio portugués.

Martín Enríquez de Almansa, tercer hijo de nuestro primer Marqués de Alcañices Francisco Enrique de Almansa y la toresana Isabel de Ulloa, fue nombrado Virrey de Nueva España por Felipe II. Una incierta aventura para la que necesitaba gente de confianza. Sus paisanos alistanos lo eran y con él se fueron camino de América, aún sabiendo que tan probable era encontrar El Dorado y la riqueza del oro y la plata como la muerte de un viaje sin regreso. Por eso Martín regaló a cada uno una burra "Zamorana" y una vaca "Alistana" que ayudarán a la familia que aquí se quedaba a sobrevivir; una Capa Parda Alistana que acompañó a los alistanos, pastores y agricultores convertidos en inciertos conquistadores hacia el nuevo mundo.

Cardenal fue Francisco, nuestro único paisano que vistió el hábito cardenalicio en Roma: allá por tiempos de Paulo III. Un cardenal viajero que llevó la Capa Parda en sus viajes para repartir Bulas, Indulgencias y Perdones divinos allí donde el Santo Padre le enviaba: como la del Santo Entierro de Bercianos de Aliste.

Los Consejos Ancianos de los Pueblos, sabiduría pura, sentencia firme, se reunían bajo la Capa Parda esa que durante siglos nos ayudó ser honestos y justos, sencillos y humildes, de corazón abierto, ese que da todo lo que tiene aunque sea muy poco o casi nada.

Capa Parda Alistana, alistanos y alistanas compartimos orígenes, pasado, presente y futuro. Como el Espíritu Santo, guardando las distancias, somos tres personalidades distintas que hacemos un solo Dios verdadero: Aliste y sus circunstancias. En un mundo de prisas y sin razones, donde todos, si acaso somos necesarios, en nuestro camino hacia la esperanza los alistanos, las alistanas y la Capa parda somos inseparables e imprescindibles. Sin prisas pero sin pausas: preguntamos por la salud y esperamos a recibir la respuesta.

En unos tiempos donde la despoblación se cierne cual crónica de una muerte anunciada sobre nuestros pueblos, cumpliendo nuestros deberes, debemos atrevernos a reclamar nuestros derechos. Si Aliste tiene sus grandezas históricas, un ecosistema convertido en paraíso de fauna y flora, manjares como la Ternera de Aliste y las setas, no es por casualidad, es gracias a nuestros ancestros y ese es el mayor valor de esta tierra, nuestras gentes que, quizás sin saberlo, han dado y dan y siempre darían su vida por Aliste.

Nuestra Capa Parda Alistana de Honras y Respeto puede y debe ser reconocida a nivel institucional, se lo merece, se lo ha ganado durante siglos y por eso os pido, a autoridades y vecinos, como homenaje a las gentes de esta tierra, iniciar ya ante la Junta de Castilla y León los trámites para su declaración como Bien de Interés Cultural.

Las banderas como las Capa Alistana son algo mas que una tela o un paño colores: son el espejo de un origen pasado, un sentimiento presente y una esperanza de futuro. Para saber hacia donde vamos debemos saber de donde venimos. Y nosotros, alistanos y alistanas, con nuestras virtudes y defectos, aceptamos nuestro destino social, histórico y cultural, sin resignarnos a luchar por la dignidad de nuestra tierra, nuestros pueblos y nuestras familias.