El escenario de La Encomienda, que debido a su elevada situación da vista a uno los tramos del río Esla que causan admiración por su belleza, está convertido desde hace años en un santuario de la basura y de la porquería.

"La basura no cae del cielo" expresan fuentes del Mesón de la Encomienda, que hacen referencia a que dispone de contenedores instalados en el lugar. Sin embargo, lo que la gente incivilizada ha convertido en un sorprendente basurero no es el ámbito del mesón sino el bosque de jara y encina que puebla la vertiente que da vista al cuenco del Esla.

En la zona existe una gran cavidad excavada sobre el terreno donde están depositados decenas de botes de hojalata oxidados por el paso del tiempo, cuyo lugar ha servido además para verter infinidad de botellas de vidrio, muchas rotas o trituradas. Es un vertedero de cristales y piezas capaces de provocar cortes y heridas a cualquier persona o animal que pise la zona.

"La gente es muy cerda" señalan en el mesón La Encomienda, que afirma no haber reparado en el estado que presentan las cercanías. El bosquete es utilizado, además, para desprenderse de botellas de plástico, servilletas y toda suerte de elementos por parte de visitantes o viajeros que eligen este punto para detenerse en su camino. También hay quien ha utilizado este paraje para desprenderse de objetos de mucho mayor tamaño porque incluso pueden verse emboscados entre la vegetación elementos de hierro o grandes bidones.

Cartuchos

El lugar resulta fácilmente accesible porque La Encomienda cuenta con dos entradas o salidas y el camino que bordea al bosque en cuestión está recorrido por un trazado en buen estado, de forma que todo vehículo puede estacionar junto a la arboleda, y las personas caminar con toda la tranquilidad.

Para mayor incivismo, el lugar cuenta con un escenario deportivo de tiro, debidamente cercado, pero fuera del recinto pueden verse no pocos cartuchos esparcidos sobre el terreno, y que prueban que los autores de los disparos no se avienen a recoger estos contenedores de pólvora y plomo para mantener el suelo limpio y decente.

Prácticamente cada día se detienen en la zona personas deseosas de contemplar el paisaje fluvial que configura el río Esla en esta zona del puente de La Estrella, tomada por el embalse del Esla, y donde el río recobra su entidad buena parte del año porque es uno de los lugares que quedan al descubierto a no ser que el pantanal de Ricobayo mantenga altos niveles.