La presencia de la fauna salvaje en pueblos del oeste zamorano hace tiempo que dejó de ser una rareza. Ciervos, corzos, jabalíes o zorros campan con relativa tranquilidad por los entornos urbanos ante el estupor y la inquietud de los vecinos, que pagan las consecuencias de la superpoblación. Los animales acaban con todos los frutos que encuentran a su paso, ya sea de los árboles, huertos o viñedos. Una situación especialmente agravada este año por la falta agua y comida debido a la prolongada sequía.

Uno de los escenarios más significativos de la "invasión" de la fauna es el patio y todo el recinto que rodea al colegio de Mahíde, con zonas completamente levantadas por los animales. Los jabalíes, tan amigos de hozar en las praderías y zonas de pasto, han encontrado en los campos de fútbol un pequeño oasis en busca de comida, así que las carreras de los críos campo a través se convierten en una pequeña carrera de obstáculos.

Tráfico

La huella de la fauna es visible en los campos de fútbol donde la tierra está removida como si se hubiera metido el arado. "Ya lo habíamos visto otros años, pero nunca como ahora" apunta una vecina. En estos pueblos del entorno de la Sierra de la Culebra es tan habitual ver a la fauna salvaje que los alumnos ya no se sorprenden cuando se encuentran con un ciervo a escasos metros. "Hay veces que cuando llegan en el transporte escolar a primera hora, según bajan están viendo animales" explica la directora del colegio de Mahíde. De forma que lo llamativo no es ver al ciervo o al corzo o al jabalí en las cercanías sino "contar a ver cuántos ha visto cada uno".

De momento en el centro ya están tomando medidas para que los ajos recién plantados en el huerto escolar puedan prosperar. Y al igual que muchos vecinos que refuerzan los cercados de las huertas, en el colegio intentan que la valla sea inexpugnable para una fauna en constante expansión y cada vez más familiarizada con los entornos urbanos.

El problema es general en la comarca, con el agravante de los accidentes de tráfico. La pasada semana en el tramo entre Figueruela de Arriba y San Vitero se han contabilizado al menos dos accidentes en la misma zona con los coches destrozados. Pero las incidencias son prácticamente diarias.

A lo largo del verano los jóvenes que se desplazaban por los pueblos en fiestas han sido testigos de la cantidad de animales que campan por la zona, con el consiguiente riesgo que supone la invasión de la fauna en las carreteras.