La investigación de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA sobre Manuel Ramos Gordón, párroco de Tábara y de otros pueblos de la provincia durante varios años, fue reconocida ayer con el Premio Cossío de Periodismo en la modalidad de Prensa, que concede la Junta de Castilla y León. La redactora de este periódico, Irene Gómez Galicia, destapó en varias entregas publicadas durante los meses de enero a mayo el "caso Gordón".

El jurado, que también hizo públicos los premios en las modalidades de Radio, Televisión y Fotografía, destacó el conjunto de artículos publicados en exclusiva por este periódico, que revelan la primera condena eclesiástica a un sacerdote de la Diócesis de Astorga (y del conjunto de Castilla y León) por pederastia. El caso tuvo un amplio seguimiento informativo con revelaciones exclusivas sobre el contenido de las cartas remitidas por la víctima y denunciante de los hechos, F. L., al papa Francisco, que fueron el detonante de la apertura del proceso.

Irene Gómez Galicia, que ejerce su oficio desde hace años en la sección de Comarcas de este periódico, no es el primer premio que recibe. En 1998 fue galardonada, conjuntamente con la jefa de Local de LA OPINIÓN-EL CORREO, Begoña Galache Fonseca, con el prestigioso Ortega y Gasset que concede el diario "El País", y también ha sido finalista en otros certámenes nacionales.

Para Irene Gómez, periodista convencida de la importante labor social que cumple su oficio cuando se ejerce con rigor y verdad, asegura, refiriéndose al "caso Gordón, que "es la noticia que nunca quisieras dar porque te revuelve por dentro". No obstante, está convencida de que el periodista "tiene la obligación de contar todas las cosas que pasan, aunque algunas duelan más que otras". Por eso está muy agradecida al jurado del Premio Cossío por el reconocimiento concedido. "Es una noticia de las que no gustan a nadie, pero que hay que dar, publicarla es una obligación moral y profesional, aunque en el camino quedes muy tocada".

Defensora a ultranza de una profesión "que no vive su mejor momento", defiende un oficio "que es bonito cuando se ejerce con honestidad, seriedad y rigor". Gómez Galicia no se olvida "de quien debiera recibir el premio", la víctima que denunció los hechos "y que ha conseguido que su sufrimiento de años haya llegado a la sociedad, para que no se vuelva a repetir".

La ganadora del Premio Francisco de Cossío 2017 es consciente de la transcendencia del "buen periodismo" en tiempos de "confusión y mucho ruido". "Siempre es importante la labor de paciencia, la razón y la claridad acaban aflorando siempre cuando se trabaja para ello".

Un auténtico calvario encerrado en la memoria de F. L. durante 28 años. El único caso de pederastia en el seno de la Iglesia católica reconocido, verificado y castigado por El Vaticano en España. Años de tinieblas que rodearon la vida de niños y adolescentes en los seminarios de La Bañeza y Astorga, donde estudió el denunciante, pero también en el Colegio Diocesano de Puebla de Sanabria. Esa es, en esencia, la historia desvelada por la periodista Irene Gómez Galicia en un trabajo de investigación que se remonta a los meses de verano de 2016 y que salió a la luz el pasado mes de enero como exclusiva de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA. Los protagonistas: un sacerdote con una imagen de hombre culto, impulsor de dar a conocer el Beato de Tábara, parroquia de la que estuvo al frente, junto a otros pueblos de la comarca, desde 1990, solo un año después de los hechos imputados por la víctima. La inesperada marcha de José Manuel Ramos Gordón de la localidad tabarense había sido toda una sorpresa por inesperada. La localidad incluso le dedicó un homenaje al que asistió cuando ya el Obispado de Astorga lo había apartado de las labores pastorales mediante un decreto firmado el 6 de mayo de 2016 tras el proceso abierto en el que el propio sacerdote reconocía y pedía perdón por los abusos cometidos a F. L. y a su hermano durante su etapa de estudiantes en el Seminario de La Bañeza de León cuando estudiaban octavo de EGB en el curso 88-89. Apenas tenían 14 años de edad cuando vivieron aquel infierno y, aunque intentaron hablar con otros responsables del seminario nadie les hizo el menor caso.

F. L. soportó durante años las consecuencias psicológicas de los abusos hasta que en noviembre de 2014 decidió hablar: envió una carta al Papa Francisco en la que daba cuenta del daño infligido por el sacerdote tanto a él como a otros alumnos. La carta supuso la apertura de un proceso canónico en el que el acusado admitió los cargos y mostró su arrepentimiento. "Don José Manuel Ramos está sinceramente arrepentido de lo sucedido y pide humildemente perdón por su conducta moramente inaceptable y gravemente dañina para él y para la Iglesia de la que es ministro, y para la Diócesis de Astorga a la que pertenece. Y que ha aceptado con toda humildad la pena que se le ha impuesto", expresaba en una carta el obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, quien, dirigiéndose a la víctima pedía también "humilde perdón" y reconocía que "nada en este mundo podrá superar suficientemente el daño causado" en aquellos pequeños depositados en las manos de los sacerdotes enseñantes por unos padres que confiaban en el prestigio y el mensaje de la Iglesia.

Para F. L. el resultado no pudo ser más decepcionante. Más allá de las palabras, la pena impuesta a Ramos Gordón era de la "privación del oficio de párroco durante un periodo no inferior a un año" a partir de mayo de 2016. El sacerdote, pese al castigo, había acudido a otras celebraciones litúrgicas e impartido conferencias, lo que no hizo más que incrementar la impotencia de la víctima, que calificó de "ridícula" la pena impuesta por unos hechos que habían conseguido roberle "la infancia, la pureza, la ilusión y la inocencia".

A lo largo del prolijo relato recogido en este diario, el que hoy es un hombre de 43 años, recordaba con dolor aquellos años en los que los responsables del Seminario "nos ignoraron (a las víctimas) dejándonos a merced de los caprichos sexuales de don José Manuel".

A raíz de lo publicado por LA OPINIÓN-EL CORREO otras voces hablaron: exalumnos del Colegio Diocesano de Puebla de SanabriaPuebla de Sanabri se movilizaron a través de las redes sociales con testimonios de internos que dijeron haber sido testigos de vejaciones a otros alumnos por parte de Ramos Gordón. Esos nuevos testimonios se sumaron a los de 25 exseminaristas de La Bañeza y Astorga quienes se movilizaron en febrero de este año para reclamar nuevas investigaciones. Ese mismo mes la Conferencia Episcopal Española pidió también perdón a las víctimas del expárroco de Tábara. Sucesos similares en las diócesis de otros países han acarreado, además, una indemnización económica a las víctimas. El seminarista que padeció los abusos sigue esperando a que lo expresado en su día por el vicario que llevó el proceso, la reparación, se haga realidad. "Busco justicia. Esa será mi lucha. Yo ya no puedo más, no tengo que avergonzarme de nada", clamaba en estas páginas F. L.

El tratamiento riguroso y el exquisito seguimiento realizado por la periodista Irene Gómez Galicia a través de las páginas de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA ha sido reconocido por el jurado de los premios Francisco Cossío, otorgándole el galardón anual en la categoría de prensa escrita.