El cangrejo señal, que debe su nombre a la mancha que muestran sus pinzas, considerado una especie invasora nefasta por, entre otros impactos, convertir los escenarios fluviales que habita "en irrecuperables para el cangrejo autóctono" y también "por devorar alevines y frezas de peces", es ya un habitante aclimatado al río Negro.

Este río carballés fue objeto hace poco más de un lustro de un proyecto de restauración y de mejora ecológica que superó los 2.5 millones de euros, y mantiene una vida acuática digna de los cursos cristalinos.

La aparición de este crustáceo en uno de los santuarios de la trucha común y de la náyade Margaretífera Margaretifera, consideradas como bioindicadores de aguas saludables, es considerado por los especialistas como algo, cuando menos, "de consecuencias no positivas", o una verdadero problema.

"Lo primero que hacen es alterar las orillas del cauce porque horadan en tierra húmeda, enturbian el agua y desestabilizan el arbolado" expresa un investigador zamorano que lleva el río Negro en el alma. "Comen peces, la freza de los peces y otros vertebrados. Son agresivos y se extiende por corrientes cada vez menos frías, y menos días del año" añade.

El cangrejo señal ha entrado en escena por la mano de hombre, como lo hizo en la provincia de Zamora por la gestión de la Administración, que siguió la creencia de que frenaría la expansión del cangrejo rojo o americano. Pero también avanza en los tramos de los ríos por su propia habilidad para ganar territorio. "Está ahí llevado por los ribereños que lo quieren tener" manifiesta el investigador.

El cangrejo señal es conocido por los habitantes de la cuenca baja del río Negro. En Rioegro del Puente, Santa Eulalia y Peque lo ven en las zonas de baño y lo pescan cuando tienen a bien. "En la zona la gente lo coge con calderos y cocina paelladas" expresa un vecino de Santa Eulalia.

En unas fechas de persistente sequía y caudales rebajados como los actuales, este crustáceo, originario de América del Norte, luce su estampa sin problemas porque además no es una especie que se distinga por los rápidos movimientos ni por esconderse solo con el paso de las sombras.

La Confederación Hidrográfica del Duero reconoce en sus propias publicaciones que "la dispersión ha sido favorecida mediante introducciones activas por parte de diferentes administraciones con la idea de que el cangrejo señal pudiera reemplazar al cangrejo autóctono como homólogo ecológico en las masas de agua donde había desaparecido, y frenar el avance del cangrejo rojo". Destaca, además, que "las zonas repobladas con esta especie se han vuelto irrecuperables para el cangrejo autóctono y nunca se ha demostrado científicamente su eficacia a la hora de frenar al cangrejo rojo".

Desde la Asociación Zamorana para la Defensa de de la Caza y de la Pesca se destaca que, "al ser una cuenca pequeña, lo más acertado es intervenir y hacer un plan de choque para que no vaya a más". Sin embargo, fuentes del sector de la investigación ponen de manifiesto que "la Administración ha bajado los brazos y pasan con respecto al control de las exóticas". "Lo que quiere es que la gente haga lo que les dé la gana y no enfrentarse a realidad".