El ganadero de Tudera, M. A. Arroyo mostraba ayer cierta alegría porque el mastín "Palomo", herido de una seria perdigonada en el vacío del cuerpo, parecía recuperarse con buen pie tras haber sido inyectado y curado de las heridas. "Al abrir la puerta el perro vino como a acercarse y movía la cola. Creo que saldrá adelante porque se levanta y se pone contento" expresaba el dueño. El "fastidio" del ganadero estribaba en que el autor de los disparos, "vecino del pueblo y que conoce el ganado y los perros sobradamente, no me dijera personalmente nada y tuviera que enterarme por otros".

La intención de M. A. Arroyo es no presentar denuncia porque, al cabo, se mató una mastina "que era muy buena y siempre estaba con el ganado", pero el macho parece ser que seguirá. Sostiene que la normativa no permite cazar a varios cientos de metros del lugar donde pastan los ganados y, afirma que una letrada le informó "que ninguna normativa obliga a los ganaderos a mantener los mastines atados". También considera que la respuesta del cazador pudo deberse "a que se asustó al ver a los perros". Señala, además, que el ganado está acostumbrado a acercarse cuando alguien va a la zona porque "le parece que va a dar de comer". M. A. se mostraba ayer inclinado a dejar zanjar el asunto "porque si nos vamos a meter en jaleos nos vamos a gastar más que vale el animal".

La situación creada ha puesto de manifiesto una cierta problemática ganadera relacionada con mastines y adiestramientos. Fuentes cercanas y conocedoras del suceso, señalaban ayer que el cazador "hizo uso del arma al temer que se abalanzaran sobre él los mastines, y disparó al cuerpo una vez que no cedieron tras disparar al aire". El cazador iba acompañado de un agente medioambiental y, según fuentes cercanas, "los perros mostraron una fiereza enorme".

También hay quien considera que no debe darse "una sensación de victimismo" hacia unos perros que, al parecer, eran conocidos por una cierta agresividad. De hecho, se hace mención a denuncias ante la Guardia Civil del Puesto de Fermoselle por la muerte de otros perros por boca de los mastines del ganadero.

Por otra parte, los agentes de la Guardia Civil que acudió a verificar y tener constancia de los hechos no pudieron menos que quedar sorprendidos de que, al poco de darse la muerte de la mastina, los buitres hubieran dado cuenta de casi todo el animal. "La vendimiaron en un momento, dejando solo la cabeza" expresaba ayer M. A. Arroyo, tan sorprendido como los guardias civiles de la voracidad mostrada por los buitres.

El caso ocurrido en Tudera pone sobre el tapete una situación ganadera que no es exclusiva del pueblo sayagués.

La presencia de mastines con los ganados es una medida histórica del mundo pastoril. Al buen adiestramiento debe añadirse, en otros casos, la consideración hacia unos perros que defienden el ganado con fiereza.