"No más cemento". Un cartel testimonia la polémica creada por el asfaltado de una calle en Fornillos de Fermoselle. Lo que ciertos vecinos defienden como una obra "necesaria" para hacer transitable una vía "llena a de zarzas y piedra", es para otros todo un "atentado" contra la singularidad de este pueblo enclavado en el Parque Natural Arribes del Duero y distinguido por el asentamiento de jóvenes emprendedores llegados de fuera o vinculados al pueblo que han encontrado en Fornillos un pequeño oasis donde vivir y ganarse la vida.

"El pueblo tiene un patrimonio muy conservado, está integrado en la naturaleza y eso es lo que le hace distinto y atractivo" defiende Teresa Cotorruelo, quien regenta una mermeladería. El hormigonado en la calle Calvario le ha disgustado como a otros vecinos -desde luego no todos- y a las más de 1.600 personas que han firmado la iniciativa promovida en Internet por María Francisca Bernal, la propietaria de la única casa en esa vía. "No es que estemos en contra de las obras, pero se tendrían que hacer con unos criterios mínimos, respetando la singularidad del pueblo" precisa Cotorruelo.

En la misma dirección apunta Víctor Casas, empresario de turismo rural con alojamientos en el pueblo. "En pleno siglo XXI Fornillos está muy bien conservado, con casas de piedra y rincones muy bonitos que deberíamos respetar porque eso es lo que vienen buscando los visitantes; no merece la pena tapar con hormigón".

Lo cierto es que a estas alturas la pavimentación sigue adelante sin que el proyecto haya sido cuestionado en ningún momento por el Ayuntamiento de Villar del Buey, del que depende Fornillos. "Pretendemos dar un servicio a todos los vecinos, como se hace en todos los municipios" expresa el alcalde, José María Nieto. "Es de sentido común" reitera haciendo caso omiso a las críticas y asegurando que la calle "va a llevar una zona de piedra y se respetará el entorno".

Los ecos de la polémica llegan en todas las direcciones. "Claro que hay vecinos de Fornillos que apoyamos el asfaltado porque queremos que el pueblo se modernice y caminar por esa calle" expresa una mujer. ¿Realmente es una necesidad? cuestionan quienes ven un "sin sentido" tocar una calle "que no es de paso", uno de los rincones pintorescos de Fornillos "que se pierde por el empeño en echar hormigón sin ningún criterio".

El calado de esta actuación es mayor toda vez que ha abierto un debate latente sobre intervenciones urbanísticas sin ningún criterio, en pueblos singulares y reconocidos con figuras de protección como Parque Natural o los no menos rimbombantes emblemas de calidad como Reserva de la Biosfera. "No podemos tener visiones urbanas en sitios que están vaciándose" defiende Víctor Casas. Por su experiencia como empresario de turismo rural sabe que visitantes de Fornillos de Fermoselle, y otros rincones de Sayago, buscan autenticidad. "Las cosas se pueden hacer con buen gusto, por ejemplo utilizando lanchas de piedra y respetando la estética del pueblo". Eso es lo que María Francisca Bernal pretendió cuando se enteraron de que se iba a asfaltar su calle. "Hablamos con la alcaldesa, nos ofrecimos para poner a su disposición nuestro trabajo y nuestro propio dinero para colocar piedra en lugar de cemento, pero no sirvió de nada. De pronto nos hemos encontrado con la máquinas dentro".

Prendada por el encanto del pueblo, esta médico residente en Madrid y su marido compraron hace 17 años la antigua casa del herrero y han hecho de Fornillos su segunda residencia. "El asfalto contraviene la riqueza turística y medioambiental del pueblo" defiende frente a quien asegura que "si no se pasa por la calle es porque está intransitable, es necesario asfaltarla para hacerla útil".

Pero las voces contra el hormigón se suceden entre empresarios de turismo rural del pueblo y el entorno, emprendedores cuyos negocios depende en su mayoría de las personas que visitan el Parque Natural Arribes del Duero. "El abuso del hormigón acaba con uno de los valores de la zona. Muchos visitantes vienen huyendo del asfalto de la ciudad y generan riqueza y actividad en esta zona" apunta Bernal, sin desdeñar la actividad ganadera que logra mantenerse de la mano de jóvenes y no tan jóvenes.

Son los naturales del pueblo y los que llegaron hace años como nuevos vecinos. "Es una pena que esto genere enfrentamientos y haya quien lo quiere ver como una guerra entre los de fuera y los de aquí. No es real porque unos y otros nos hemos integrado muy bien y todos nos beneficiamos de que en Fornillos se haya generado actividad" reflexiona uno de los emprendedores. Lo que parece indudable es el debate abierto para que en un futuro "prime la conservación del pueblo por encima de otros intereses porque el único futuro de esta zona pasa por su conservación".