Costó, costó, pero al final se encontraron. Hubo uvas y mosto, a pesar de que las tareas de recolección se terminaron hace ya varias semanas. Nunca se adelantó tanto la cosecha como este año, que los trabajos se centraron en los días centrales de septiembre. Sanzoles acaba de celebrar la Fiesta de la Vendimia por todo lo alto, como se supone en un pueblo que lleva el vino en el apellido y que está amparado por la DO Toro.

La Asociación de las Águedas organizó el programa, muy amplio y variado, contando con la colaboración de Amigos del Zangarrón y el propio Ayuntamiento de Sanzoles. Se implicaron, como siempre, las mujeres y los niños. Y menos los adolescentes, que se echan en falta siempre cuando de mantener las tradiciones se trata. Es, sin duda, una asignatura pendiente, en Sanzoles y en todos los pueblos: implicar en las celebraciones a esa franja de edad que va entre los 13 y los 17 años.

La fiesta estuvo animada y hubo de casi todo: desfile, música folclórica a cargo de Mario Martínez, el hombre de los mil instrumentos, juegos autóctonos, concurso de cestas y cena popular para cerca de 200 personas.

La celebración cumplió su objetivo primero: hacer pueblo y servir de marco para la convivencia. Por cierto, las patatas con carne recibieron el aplauso de los comensales, lo mismo que la atención de las "aguederas", pendientes siempre de atender a los vecinos.

La Fiesta de la Vendimia sirve para mantener vivo el recuerdo de una labor agraria que siempre ha cumplido una doble función: recoger la materia prima para hacer el vino y hacer cultura, la popular.