La sequía golpea con fuerza a todos los sectores dependientes del agua (poblaciones, agricultura y ganadería), pero no agobia a todos con igual dramatismo. El sector eléctrico está preparado para afrontar la ausencia de precipitaciones y de prestar servicio a industrias y ciudadanos cada segundo como prueba el hecho de que las bombillas iluminen en todo momento la noche en Zamora y en todo el país, y que los ordenadores funcionen en las oficinas en estas calurosas fechas con menos riesgo de sufrir un apagón que cuando atruenan las tormentas de gran aparato eléctrico.

El mundo del kilovatio salva estos golpes de la naturaleza, con la naturaleza misma, sacando provecho energético y combinando otros recursos como el viento, el sol, el gas, el carbón y lo nuclear, de modo que los voltios siempre circulan por las líneas, bajo las directrices de la operadora Red Eléctrica de España (REE) y a expensas de la demanda.

Es un año de sequía que clama al cielo, pero mientras los hidráulicos miran cariacontecidos los ríos, los fotovoltáicos sonríen al mirar sus paneles solares porque "es un año bueno de producción". También respiran felices los eólicos porque los gigantescos tripalas voltean con "normalidad" en una provincia generosa en cumbres de paisajes tan ventoleros como Lubián, Hermisende, Pías, Padornelo o Requejo, en la Alta Sanabria, o en cerros más bajos como los de Ferreruela, Olmillos de Castro o Montamarta en Tábara, Alba o Tierra del Pan.

Iberdrola, con sobresalientes centrales instaladas en las cuencas fluviales, ha registrado en la provincia una pérdida de producción hidrodroeléctrica del 73% en los ocho primeros meses del presente año. El año pasado, en el mismo periodo de tiempo, la producción alcanzó los 2.366,8 gigavatios hora, en tanto que este año la generación acumulada es de solo 620,3 gigavatios. Una pérdida extensible al conjunto de las centrales implantadas por la sociedad presidida por Ignacio Sánchez Galán en toda la cuenca del Duero, donde se ha pasado de 7.700 gigavatios en el año 2016 a 2.959,7 en el 2017.

También Endesa, que gestiona las centrales del salto de Ribadelago, alimentada con el agua almacenada en las presas del Moncalvo y del Cabril, y del embalse de Porto, ha notado con crudeza la ausencia de lluvias. Esta sociedad cifra la producción, en lo que va de año, en 55,1 gigavatios hora, un 60% menos que el pasado año, cuando a estas alturas se habían generado 138,1 gigavatios, según informan desde Endesa. Ponen de manifiesto que "el pasado año fue excepcional en el aspecto hidrológico", pero apunta que, respecto a un año normal, la producción "ha estado un 35% por debajo".

El 2017 es un año, hasta la fecha, penoso en generación hidroeléctrica. Todas las centrales de la provincia gestionadas por Iberdrola, en el Tera, Esla y Duero, y por Endesa en las cuencas sanabresa del Tera y del Bibey han vivido demasiadas horas al verlas venir. Pero, en cambio, zamoranos ligados a la radiación solar, como Ángel Mayor, hablan "de fenomenal" al referirse al buen rendimiento de las placas solares instaladas en terrenos públicos y privados, y los eólicos, con aerogeneradores por múltiples sierros de la provincia, hablan "de parámetros normales" al año anterior, cuando la producción de los parques instalados en Zamora superó el millón de megavatios.

El agua no ha fustigado este año las turbinas de los saltos hidráulicos zamoranos con la bravura del pasado año, pero la combinación con otros recursos energéticos, y la interconexión, hace que el sector del megavatio sufra menos la sequía y preste su servicio, calificado de estratégico, con suficiente caudal para mantener vivas las pulsiones del país.

En Iberdrola sostienen que "todas las energías son necesarias", y precisan que "en especial, las verdes, para reducir las emisiones" de carbono, y cumplir así con el compromiso adquirido por los Estados en las cumbres sobre el cambio climático.

El fotovoltáico sayagués Ángel Mayor está contento con la luz del sol. "Ha ido muy bien, al no haber agua ni aire ha sido muy bueno, con un resultado excelente y ha salvado mucho al sector de estar bajo mínimo. De no inyectar energía fotovoltáica sería más cara. Las placas han metido muchos kilovatios, cuando ha faltado hidráulica y el aire" expresa. Asegura este exponente de la energía solar que la tecnología fotovoltáica "va en serio", y destaca la rentabilidad por cuanto duplica en generación de la potencia de vatios "instalados al sol".

Zamora puede ofrecer una media anual de entre 2.200 y 2.400 de horas solares, que aprovechan los mosaicos de placas y espejos solares con fruición, siguiendo la estela del sol como el que sigue un maná.