Ch. S.

Los cargos de la santa hermandad se elegían el día 15 de septiembre, una vez terminada la misa del Espíritu Santo, reunido el Cabildo en la ermita: Abad, cuatro Cabilderos Cuadrilleros, Juez y Mayordomo.

El Abad, con jurisdicción sobre todos los cofrades, era nombrado por tres años, debiendo ser sacerdote de algún pueblo cercano: Hombre de muchas letras, virtud y autoridad para que fuera justo, diera bien ejemplo y se hiciera respetar y obedecer". Cuidaba del Cristo y del Altar. El Juez "persona cuerda, inteligente y prudente" que antes habría de haber sido Mayordomo, se encargaba de la limpieza de los paños de la ermita. pedir limosnas en la misa y ser testigo en la dación de cuentas. El Mayordomo por su parte cobraba las penas impuestas por el Abad cada 17 de septiembre.

Los "Cabilderos Cuadrilleros" eran cuatro, sacerdotes o cuando menos eclesiásticos "personas honestas que supieran leer y escribir: limpios de toda mancha" distribuidos por zonas alistanas: "La Ribera", "El Rincón", "El Yermo" y "el Campo". Ataviados con Vara y manto distintivo una vez al año, desde la Pascua del Espíritu Santo a San Bartolo (25 de agosto), recorrían los pueblos para cobrar los falifos y recoger las limosnas: Lana de oveja, trigo, centeno y lino.

Ch. S.

El santuario del Cristo contaba con la "Casa del Ermitaño", que no era en sí un cargo de la cofradía, pero estaba ligado a ella, tanto a la hora de su elección, como por su trabajo cotidiano. Allí vivía y estaba obligado a vestir hábito de saya de paño pardo de oveja negra y cogulla. Se miraba que fuera una persona de "Buena vida y costumbres y limpia de sangre" y para ayudarse en sus sustento era preferible que tuviera oficio. Su labor se centraba en componer los altares. limpiar el retablo y la ermita, mantener encendida la lampara del Cristo y mantener siempre la puerta abierta a los devotos que acudieran a venerar al Cristo.