La polilla guatemalteca es una amenaza que vive oculta en las plantaciones de patata, escondida entre la tierra, y deposita sus huevos bajo el tallo, desde donde las larvas acceden al tubérculo, su única fuente de alimento hasta que se transforman en pupas. Pero esta, es precisamente su mayor debilidad: solo pueden comer patata. Por eso, la mejor forma de erradicar una plaga es acabar con los cultivos, como han demostrado en el Principado de Asturias.

En esta región se ha conseguido contener la plaga llevando a cabo una lucha en tres fases, según explicaba a La Nueva España el responsable de Sanidad Vegetal del Gobierno asturiano, Máximo Braña. La primera fase consistió en la recogida de patata de siembra, con un total de 22 toneladas la pasada primavera, la segunda consiste en el levantamiento del cultivo con una fresadora que "tritura lo máximo posible para que no queden restos vegetales y garantizar que no haya presencia de tubérculo", explicaba Braña a la cabecera asturiana. La tercera fase consiste en la colocación de una red de trampas para detectar el avance de la polilla. Estas mismas trampas "atrapamachos" son las que se utilizan de manera preventiva en Castilla y León para detectar la posible llegada de la plaga al territorio.

En Asturias, el levantamiento de los cultivos lo lleva a cabo una empresa privada contratada por la propia Consejería de Desarrollo Rural, que además pagó indemnizaciones a unos 200 cultivadores para cubrir los costes de la siembra. Los municipios asturianos afectados se encuentran en la zona más próxima a Galicia, la Comunidad peninsular más afectada por la plaga.

La tecia es una polilla de aspecto más bien robusta con aletas delanteras en forma de lanza y las alas traseras más grandes con muchos flecos. La hembra es marrón brillante y el macho más oscuro. Los adultos son activos en las primeras horas del amanecer o en el atardecer, durante el día permanecen en sitios sombreados, en la base de las plantas de patata, en las grietas del suelo, o en otros lugares protegidos. La capacidad de vuelo es sólo a cortas distancias a los campos de patata cercanos. El insecto pone sus huevos desde el comienzo de la floración, unos tres meses antes de la cosecha, hasta el mismo momento de la misma, pero también lo puede hacer sobre el tubérculo ya cosechado en los propios almacenes.

El insecto solo daña la patata en su estado larvario. En esta fase cuenta con tres pares de patas verdaderas y cinco pares de pseudopatas, su tamaño es de entre 1,2 y 1,4 milímetros de largo en la primera fase larval y llega a alcanzar los 15 milímetros en su estadio final.

Cuando las larvas emergen, entran en los tubérculos y se alimentan de ellos produciendo unas galerías que pueden destruirlo completamente. La larva se introduce a través de un orificio de entrada que produce por su alimentación debajo de la piel y que es casi imperceptible a simple vista, o a través de los ojos del tubérculo, y comienza a barrenar la pulpa. La galería se llena de restos de la alimentación y excrementos producidos por la larva a su paso, que pueden producir la aparición de pudriciones que imposibilitan su uso para el consumo.

Condiciones ambientales

Al completar su desarrollo, que dura entre 15 y 29 días, las larvas abandonan el tubérculo a través de un agujero de salida circular de unos 2-3 mm de diámetro para pupar en lugares protegidos, una vez fuera, deja de alimentarse y forma un capullo de seda junto a partículas de diferentes materiales, y en cuyo interior está la crisálida. La pupa inicialmente es de color marrón claro y cuando va a emerger el adulto toma una coloración más oscura. La duración de esta fase es de unos 10-20 días.

Las altas temperaturas y el ambiente seco favorecen la cría y desarrollo de la larva, que no crece por debajo de los siete grados. Además, por debajo de los diez, la presencia de lluvia limita su desarrollo de forma muy importante.