La alcaldesa pedánea de Pinilla de Fermoselle, Margarita Pérez, solicitará la declaración de zona catastrófica y compensaciones económicas y medioambientales porque considera que los daños provocados por el incendio de Arribes son desmesurados.

Pérez suelta por su boca una retahíla de nombres de pagos que tienen algo de común: "están quemados". Encinas, alcornoques, viñas, higueras, melocotoneros, huertos y olivares fueron este fin de semana pasto de las llamas. El tendido de la telefonía fija yace en el suelo porque los postes que lo sujetaban ardieron como teas. "Solo hay tristeza. Por donde quiera que mires está quemado" expresa Margarita Pérez, para quien el pirómano que originó el incendio "ha desgraciado el pueblo".

Critica con severidad a la Administración por su contraposición a permitir la ejecución de accesos. Es de señalar que Pinilla de Fermoselle fue expedientado por Medio Ambiente con 6.000 euros por intentar realizar un caminucho al olivar de las Corberas. Su ilusión era que un tractor "pascualín" llegara hasta el aprovechamiento aceitunero y evitar que hombres de avanzada edad tuvieran que seguir por los cantiles con el burro y las alforjas.

El fuego, dice, calcinó el olivar. La falta de accesos impidió que los medios mecánicos y humanos fueran más allá del entorno del casco urbano y la prioridad era "defender el pueblo". Los vecinos alaban la labor de los implicados en las tareas de extinción, pero braman contra la gestión del Parque Natural y, para mayor nombre Reserva de la Biosfera. "Tanto que querían que Pinilla fuera salvaje, ahora es un puro quemado". Entre otros puntos es un campo de cenizas la llamada "Peña del Cogollo", a la que tanto gustaban ir los amigos de las visiones panorámicas y de las aves, y también enclaves de fuentes restauradas.

La Alcaldía de Fermoselle, presidida en estos momentos por Manuel Moya, señala que lo primero es que se dé por extinguido el incendio,y hoy procederán a realizar el inventario. "La prioridad,señala, sigue siendo prioritario".

Fornillos de Fermoselle, por su parte, consiguió librar el alcornocal en una noche del domingo de nervios y desatinos. Carmen Colino, propietaria de una parte, que recibió la masa arbolada del abuelo, visitó ayer la zona convencida de hallar una carbonería. Las lágrimas salían de sus ojos al verlo. Y es que todo el territorio aguas abajo del Duero es un escenario abrasado, incluida la vertiente portuguesa de la central de Picote porque las chispas cruzaron el río internacional y prendieron la vegetación lusa. Un operativo llegado de León, con un camión de última compra (se dotó a uno por provincia) abastecía de agua al retén de mangueristas y vigilantes dispuesto en la zona. "Quedan 2.500 litros" informaba un integrantes. Entre los trabajadores un celador de Picos de Europa que portaba unos prismáticos envidiados por el resto.

El incendio propagado por el cañón del Tormes y, luego del Duero, durante las ocho o diez primeras horas muy a expensas del viento y sin apenas intervención de medios aéreos, degeneró luego en torbellino de fuego que puso a la villa de Fermoselle al serio peligro y llenó el cielo de aparatos voladores. Fue un fuego de tensiones humanas, un fuego que ha puesto en evidencia las incongruencias y la realidad.

"¿Tú quién eres?" Preguntó el maquinista de un bulldozer a un vecino de Fornillos que le indicaba el trazado del camino existente en el bosque, y que limpiaba para dar acceso a otros medios y frenar el frente que avanzaba cara al pueblo. "Soy un ganadero que conozco la zona". "Pues entonces aquí detengo la máquina. Solo obedezco a un técnico". Y es que se han dado casos de indicadores que lo que buscaban era defender su propia finca. Pero en este caso los operarios desconocían por completo el lugar donde las llamas causaban furor, y no faltaban los reproches contra técnicos "sentados en los despachos". "¡Que vengan a indicarnos el camino!" exclamaban cuando ya la noche estaba encima y las llamas iluminaban el lugar y preocupaban. En ese punto de Fornillos, en la noche del domingo, se pedían medios con desesperación, el tiempo pasaba y los teléfonos echaban humo. "Está claro que Administración y los vecinos tienen que ir de la mano, porque si no se quema el Parque y corren peligro los pueblos" expresa un vecino. Sobre la apertura de accesos, los operarios que actúan a pie de cañón, con vehículos de todo tipo, piden anchura suficiente. Según expresan "la miden bien los espejos retrovisores" que chocan contra las ramas y los árboles.

"Mejor es perder cien encinas que todo el bosque" expresan en la zona.

Los momentos críticos de lucha contra el fuego sacan a la luz las carencias, las incompetencias y todos los corajes. "A los voluntarios de Madrid que no quisieron ayudarme a hacer un tendido" escribe un interviniente. El caso es que los voluntarios de Madrid critican que al frente de ataque lleguen vehículos "con solo dos personas que no pueden extender luego una manguera de 300 metros" y tienen que andar buscando ayuda.

Ningún vecino de los pueblos amenazados por las llamas pone en duda que, en tierra o en el aire, y ande pie o motorizado, quienes participan en la extinción de un incendio se juegan la vida. "He visto cómo un helicóptero hizo unos movimientos que asustaron en el cañón, por los efectos de una fuerte corriente de viento" expresaban ayer frente a Picote, donde todavía operaban los medios aéreos. Cuando en toda la provincia jarreaba ayer tarde, en Arribes "ni una gota".

El control del incendio parecía con todo inminente ayer, pero la peritación de los daños será en este caso una tarea laboriosa, especialmente si se atiende al patrimonio etnográfico y natural que consideran motor del turismo.

Cazadores de Fermoselle, de Pinilla y de Fornillos miran el ceniciento campo con incertidumbre. No saben qué fue del jabalí ni de otras especies cinegéticas. Están seguros de que la violencia del fuego y las características escarpadas y de hondonada del terreno han causado un estrago. No quieren ni pensar en cinco años de espera.

¿Y la fauna no cinegética? En estos momentos Arribes del Duero es objeto del proyecto Life Rupis, con un presupuesto de 3,5 millones de euros, que tiene al buitre y al alimoche como aves centrales de investigación y concienciación. Nidos de cigüeñas negras, de águilas perdiceras y de especies en la niña de los ojos han sido combustible de las llamaradas que este fin de semana pusieron a Arribes en el mapa de los territorios calcinados.

No hay cifras oficiales sobre lo abrasado en el Parque Natural, pero "en lo mejor" del espacio protegido por sus valores avifaunísticos de Fermoselle y Pinilla lo negro destaca sobre cualquier otro color.