Alejandro era un jornalero de 19 años. Gregorio, un labrador de 20. María, de 49, se dedicaba a sus labores. Los tres fueron ejecutados junto a 24 víctimas más en el verano de 1936 y algunos de sus cuerpos fueron sepultados en una fosa común en Torres de Carrizal, pero no su olvido.

Pese a la intensa lluvia, decenas de amigos y familiares de los asesinados se congregaron ayer junto al antiguo cementerio de la localidad para reavivar su recuerdo, "enterrar el horror" y "abrir la memoria", según manifestaban Aniceto Prieto, Mari Carmen y Transi Martínez, algunos de los impulsores del homenaje junto a Mariano Fernández. Escultor, vecino de la localidad e hijo de uno de los "paseados", Fernández talló la obra de bronce ayer inaugurada a título póstumo seis años antes de morir, en 2015, cumpliendo así su deseo de dedicar un monumento a los represaliados, entre los que se encontraba su padre.

Los responsables del emotivo acto no reclamaron venganza pero sí reivindicaron su "derecho a la justicia, a la información y a la restitución de la dignidad". "Necesitamos dar salida a este río de duelo canalizado para dignificar vuestra memoria que aquellos golpistas del 36 arrebataron sin dejar en la mayoría de los casos constancia alguna de enterramiento", expresaban.

Según reflejaban los versos escritos por Diosdado Álvarez, los allí presentes necesitaban gritar "no de dolor, ni de parto, sino de injusto silencio". Tras 81 años, no querían "ser el grito del miedo" sino la "expresión del dolor silenciado". En este sentido, según apuntaron desde el Foro de la Memoria de Zamora, Torres fue en términos relativos la localidad zamorana más castigada por la represión con el asesinato de más de un 3,60% de la población durante el estallido de la Guerra Civil Española.

Tras la lectura de los distintos manifiestos y entre los aplausos del público, los nombres de cada una de las 27 víctimas fueron mencionados mientras sus allegados, algunos con el puño en alto, depositaron un clavel rojo sobre el nuevo monolito en cuya placa se puede leer: "Nos silenciaron y sepultaron la palabra, hicieron que su victoria ahogara nuestro aliento, creyeron que la tierra sobre nosotros vertida, casi yerma, nunca jamás sería arada, pero olvidaron que la memoria, como la palabra, anidaron con vosotros en el tiempo".

La voz entrecortada del poeta y cantautor zamorano Luis Ramos puso fin al homenaje con la recitación de algunos de sus reivindicativos poemas: "¡Nosotros no pedimos estar en este hueco. Ni la flor lo quería ni sus pétalos, tampoco. ¡Nosotros no elegimos vivir en este tiempo! Los relojes y su péndulo lo han sabido desde entonces. ¡Nosotros no quisimos morir de esta manera! Aún suenan nuestras voces y las balas en el aire. ¡Quitadnos ya este peso, este miedo en contra de la historia y del sentido que es el vuestro!"