El bajo nivel del embalse de Ricobayo, que cuenta en estos momentos con solo 186 hectómetros cúbicos de agua (15,50%) de los 1.200 que puede albergar, ha puesto al descubierto viejos puentes y molinos, suelos generalmente anegados y, además, ha sacado a la luz restos de núcleos desmantelados por la ocupación como San Pedro de la Nave y La Pueblica.

Pero la falta de agua del gran depósito hidroeléctrico del Esla también mantiene en una situación más que comprometida el abastecimiento humano de las poblaciones que toman el agua del embalse, como es el caso de Palacios del Pan y de Andavías.

La Alcaldía de Palacios, presidida por Pascual Iglesias Méndez, asegura que la situación "es extrema y está al límite", y reconoce que tiene que realizar "cortes puntuales e intermitentes" a los residentes en la urbanización de Peñas Rojas y Madrigal, que suman más de una treintena de empadronados.

Son cortes que lleva a cabo "para garantizar el suministro a las poblaciones de Palacios y Andavías". En su criterio, "cuando alguien tiene que quedarse sin agua deben ser quienes tienen una segunda vivienda, que pueden conseguir agua, porque para la población de Andavías y Palacios sería un trastorno muy grande y no tienen otra casa que la que habitan".

En estos momentos funciona "in extremis" el sistema de la toma de agua del abastecimiento y la Alcaldía señala que se ha visto en la obligación "de eliminar los filtros para que el agua llegue directamente hasta el depósito". Con la retirada de los filtros el Ayuntamiento consigue incrementar el caudal que las bombas aportan al depósito "y cubrir mejor las necesidades".

Pascual Iglesias hace hincapié en que tanto Palacios como Andavías duplican la población en el mes de agosto y pueden superar los 1.500 habitantes, pero también repara en el uso que se hace del agua para lavado y hasta el riego de huertos y cultivos.

La evolución del nivel del agua del embalse de Ricobayo es algo que se sigue con tanta expectación como preocupación en Palacios porque, al decir del regidor, "si el embalse baja un metro más posiblemente no tengamos agua para nadie". Subraya que "estamos mirando todo el día para el embalse porque es tremendo. Es una situación extrema".

El Ayuntamiento manifiesta que "se ha solicitado una analítica para ver si el agua que recibimos es válida para el consumo humano o no". Sobre el particular destaca la buena disposición habida por parte del diputado de Medio Ambiente, Manuel Martín, para tratar de hallar "la mejor solución posible".

Tanto en Palacios como en Andavías los residentes eluden beber el agua que sale de los grifos y optan por comprar el agua o, para cocinar, abastecerse de la fuente aunque, como es común en cada pueblo, conste "que no es potable". "Nadie bebe del agua del grifo salvo que quiera exponerse a coger una diarrea" expresa un vecino, que alude al color marrón que sale por las griferías. No obstante, aunque el agua llega al depósito sin filtro alguno, es tratada con cloro, pero la población prefiere para el consumo humano las aguas cristalinas.

El descenso de las aguas de Ricobayo ha puesto al raso y a la intemperie una importante superficie de vega donde crecen el pasto y hasta los cultivos agrícolas. Es un paisaje donde el río recobra su viejo cauce con un gran manto de lodo y arena, y donde los puentes como la Estrella y San Gil muestran sus estructuras como solo lo hacen en las grandes sequías, o por motivos de grandes obras hidroeléctricas que exigen llamativos vaciados, que no es el caso.

Estos descubrimientos despiertan el interés de las personas, que gustan de detenerse en los miradores existentes o de recorrer la zona para disfrutar de las nuevas visiones.

La aparición sobre las aguas de los restos del pueblo de San Pedro de la Nave o de Pueblica también atraen la visita de personas que gustan de conocer el resurgimiento de emplazamientos humanos sumergidos por la inundación, especialmente, a los descendientes de sus moradores. En este caso son visibles las ruinas de los destartalados muros y restos de paredes de viviendas que ni el agua ni el tiempo han conseguido destruir por completo. Estos descensos vienen acompañados de las añoranzas.

La pérdida de volumen de agua en Ricobayo también tiene su repercusión en el mundo piscícola porque, según indica el pescador Carlos Terabilla, "conlleva una mayor concentración de especies, menos alimento, una mayor temperatura del agua y la posible proliferación de algas y de la aparición de enfermedades". No obstante, de momento, se mantiene la pesca sin problemas y se está comprobando una buena captura de lucios y de barbos. Añade que "no salen gordos y deberían tener más grasa" y lo achaca a una posible falta de alimento. "En Ricobayo los barbos proliferan y cada vez son más grandes aunque la joya son las carpas, que es una raza muy pura" afirma Terabilla. Repara en que "de seguir el descenso del volumen de agua pueden darse problemas por aparecer zonas de lodos y darse la falta de oxígeno".

El acopio de los embalses se ve en estas fechas dificultado por la escasa aportación de los ríos, que solo dejan correr pequeños caudales debido a la inexistencia de precipitaciones. Los manantiales de las sierras y montañas esperan el agua al igual que los pantanos.