No fue un inicio esperanzador. Fue, en todo caso, como se esperaba: escasez de codornices, sequía y la sensación de que la afición a la caza no pasa por su mejor momento. Es difícil hacer frente a tantos obstáculos, cuando la propia Administración regional empuja en dirección contraria. Los cazadores zamoranos que ayer se echaron al campo para estrenar la campaña de media veda salieron trasquilados. Apenas hay codorniz, solo en las vegas de los grandes ríos: Duero, Tera y Esla vivaquean algunos pájaros. Las perchas, escasas; calor, abundante, y mucha desesperanza.

En la Guareña algunos cazadores al menos se estrenaron: 3,2,1..., pero no fueron más allá. En Toro, división de opiniones: 2, otro 5 y muchos nada. En Arcenillas hubo un poco más de suerte y alguno se colgó una percha de cinco, un privilegiado. Otro tanto ocurrió en la zona de Benavente, donde también hubo alguno con suerte. El rey del mambo, sin duda, ese cazador de Pozoantiguo que colgó 21 codornices, "puede ser que sea mentira, porque de las cifras tampoco te puedes fiar demasiado", apunta José Antonio Prada, delegado provincial de Caza, y el que ha facilitado a este periódico todas las cifras reseñadas en este párrafo.

La sequía agostó el campo en junio, antes del verano. Las fuertes lluvias de la primera semana de julio (en algunas comarcas cayeron más de setenta litros por metro cuadrado) dejaron el terruño dispuesto para las labores agrarias. Así ocurrió; nunca como este año se ha barbechado tan rápido y tan pronto. A principios de agosto el horizonte estaba como en octubre: amarronado y sin paja, dispuesto para la sementera. Así, no hay pájaros que se quede entre los terrones. Los cazadores se quejaron con la boca pequeña, pero no les interesa enemistarse con los agricultores (muchos también amantes de la cinegética). Estos, a su vez, están que echan los dientes porque los daños de los conejos crecen y crecen en un año donde hasta las viñas prestan sus ramas a los lagomorfos.

Tan rara es la campaña, que a José Antonio Prada le han llegado noticias de que en comarcas de Asturias y de Cantabria se han visto codornices como nunca. La "agachadiza" busca terrenos más frescos donde comer y protegerse de los muchos depredadores que tiene.

La caza pasa momentos críticos, en los que se necesita apostar mucho por una correcta gestión de los cotos. "Estamos comprobando cada vez más que donde más cazadores hay, si cuidan las especies, hay más caza. Eso es impepinable". José Antonio Prada pone un ejemplo: el coto del Cubo del Vino que quedó libre hace unos años, no tiene apenas especies cinegéticas, "nadie lo cuida y no hay nada, cuatro cuervos desorientados".

La Orden Anual de Caza de Castilla y León para la presente temporada estableció para el periodo de media veda, según informa la agencia Ical, un máximo de 20 días de caza, con excepción de la tórtola común y la paloma torcaz, para las que se retrasa el comienzo de la época hábil al 22 de agosto. En cuanto a los cupos establecidos, se propone que el número máximo de piezas a cobrar por cazador y día se fija para la codorniz en 30 y para la tórtola común en seis.

El Consejo Territorial de Caza planteó que la caza menor queda limitada, con carácter general a los jueves, sábados, domingos y festivos de carácter nacional y autonómico de Castilla y León comprendidos en el periodo hábil establecido. Las especies que se pueden cazar en la Comunidad son, según la resolución: codorniz, tórtola común, paloma torcaz, urraca, corneja y zorro.