El incendio forestal más grave del verano en Castilla y León, con más de 3.000 hectáreas calcinadas, ha liquidado también la que ya era una pésima campaña agrícola y ganadera. A los estragos de la sequía se ha sumado la pérdida de buena parte de los pastos y rastrojeras, abrasados por las llamas, dejando sin alimento natural al ganado.

"Después de un año malísimo nos toca esto" expresa con desesperación Jesús González, ganadero de Bermillo de Alba, en cuyo término apenas han quedado "dos esquinas de pasto". El resto se lo ha llevado el fuego, y ahora toca alimentar a las 250 vacas y aproximadamente 2.600 ovejas que se crían en el pueblo. "El ganado tiene que comer, el poco forraje que teníamos lo hemos perdido; la cosecha ha sido mala, ha habido tierras que ni se han segado y se dejaron para comida, pero también se ha perdido. Nos va a tener que ayudar" se sincera Jesús González ante el escenario de cenizas que ha dejado el fuego más devastador del verano.

Es uno de los aproximadamente quince ganaderos de Bermillo de Alba, Pino del Oro, Videmala y Castro de Alcañices, los cuatro pueblos afectados por el desastre, perjudicados directamente por la acción del pirómano que provocó el incendio prendiendo dos focos, con peor intención, hacia el mediodía del pasado sábado.

Las graves consecuencias del fuego para los productores de ovino y vacuno han provocado la inmediata reacción de la Alianza COAG-UPA, que ayer dirigía sendos escritos, tanto al delegado territorial de la Junta como a la presidenta de la Diputación solicitando que "ambas administraciones establezcan ayudas urgentes para paliar los daños soportados por los incendios en la comarca de Aliste y Alba".

Según la Alianza, los daños tienen varias vertientes que afectan a las producciones, además de los perjuicios por lucro cesante que mermarán aún más la escasa rentabilidad que deparaba el año. La destrucción del fuego obligará a compra forrajes y pienso para alimentar al ganado. Pero además los ganaderos se enfrentan a sanciones establecidas en la Ley de Montes de Castilla y León, que pueden conllevar la pérdida de la subvención de la PAC por un periodo de cinco años en el caso de montes incendiados. Ante este temor, el responsable de COAG en Zamora, Lorenzo Rivera, pide que "no se penalice a los ganaderos, no es justo que tengan que pagar las consecuencias de lo que hace un pirómano loco".

Para determinar el alcance de los daños en el sector, la Alianza solicita a la Delegación Territorial de la Junta y a la Diputación que se delimite la zona afectada y se constaten y valoren los daños sufridos, además de identificar a la totalidad de los ganaderos y agricultores afectados. Todo ello para establecer medidas "urgentes" que ayuden a paliar los daños soportados por el sector. La organización agraria se remite a las medidas que se tomaron en el incendio de 2013 en Villadepera y Villardiegua de la Ribera donde los ganaderos recibieron ayudas directas y hubo flexibilidad en los aprovechamientos en extensivo a las ganaderías afectadas. La reivindicación pasa por no aplicar el artículo 92 de la Ley de Montes de Castilla y León, según la cual "los aprovechamientos ganaderos y cinegéticos en los montes que hayan sido objeto de incendio quedarán suspendidos de manera automática y sin derecho a compensación durante un periodo de cinco años en los terrenos afectados".

Responsables de la Alianza COAG-UPA tienen previsto reunirse esta semana con los ganaderos afectados a fin de definir la estrategia conjunta a la hora de reclamar las ayudas a las administraciones. "Como no llueva pronto y esto se regenere lo vamos a pasar mal" teme el ganadero de Bermillo de Alba, quien apela a la s administraciones para que sean "un poco flexibles porque no tenemos culpa ninguna con lo que ha pasado".

Según fuentes de la Junta de Castilla y León, el incendio originado en Pino del Oro permanecía ayer activo y en la zona intervenían cuatro agentes medioambientales; un helicóptero de Villardeciervos; un avión de carga en tierra de Rosinos; una brigada helitransportada; dos buldóceres; otras tantas autobombas; y dos cuadrillas de tierra.