Con la experiencia reflejada en las arrugas de la piel y la sabiduría en las canas de la testa, la Asociación de Jubilados y Pensionistas San Benito de Venialbo celebró ayer su tradicional fiesta anual en honor a San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús según la tradición cristiana.

El repique de campanas tañido a las doce del mediodía anunciaba la eucaristía celebrada en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y oficiada por el sacerdote local Manuel Salvador San Miguel, quien durante la homilía proponía la asistencia de hijos y nietos para nutrir la foto de familia en próximas ediciones.

Más tarde, los feligreses abrían boca con el piscolabis ofrecido en el baile vermú celebrado en el salón de usos múltiples del Ayuntamiento. Un refresco que estuvo amenizado por la charanga "Solera" por cortesía del consistorio, representado por su alcalde Jesús Vara. "Siempre es una jornada muy entrañable y muy participativa que se espera con bastante impaciencia todos los años", comentaba el regidor.

Tras el refrigerio, cerca de un centenar de comensales degustó el menú de la comida de hermandad en un restaurante local en el que no faltó el tradicional cordero o chuletón además de los vinos de la tierra e incluso el champán.

Ya durante la sobremesa, el veterano colectivo constituido en 2002 homenajeó a los miembros de la asociación que durante 2017 alcanzaron los 85 años de edad: Severina Sánchez, Manuela Almeida, Consolación Alonso, José Antonio Manso y Ramiro Pérez.

Tras el emotivo acto, los jubilados volvieron a hacer gala de sus dotes de baile al son de jotas y pasodobles hasta bien entrada la noche poniendo de manifiesto su inagotable fuente de vitalidad.