Los lobos bajaron de las montañas hasta las inmediaciones del casco urbano de Galende para devorar a cuatro ovejas en la noche del lunes, sucedió en la zona conocida como "El Couto", a pocos metros de cuatro casas, tres de las cuales se encontraban habitadas esa misma noche.

Los animales pertenecían a José Manuel Fernández, un ganadero retirado que aún conservaba cuatro ovejas "por entretenimiento". El jubilado se despertaba ayer con la triste noticia de haber perdido por completo su pequeño rebaño, "solo han dejado una oveja muerta, y de las demás los huesos", se lamentaba ayer el pastor tras despedirse de los agentes del Seprona que analizaron las mordeduras del único cadáver que quedaba en el Couto para confirmar que el ataque había sido perpetrado por lobos. En el corral también dormía esa noche un carnero que pertenece a un amigo de José Manuel, el macho había desaparecido a la mañana siguiente del ataque sin que quedara rastro de él.

El ganadero creía que sus ovejas dormían bien protegidas en un corral rodeado de viviendas y otras fincas cercadas, pero al parecer los lobos no dudaron en adentrarse en el pueblo para darse un festín de carne de ovino. "Yo he llegado a tener 400 ovejas y nunca me había pasado algo así, alguna vez el lobo me llevaba una o dos, pero nunca hicieron algo como esto", explicaba José Manuel, quien tampoco ha conocido nunca un ataque tan cerca del pueblo. Tanto es así, que cuando a primera hora de la mañana los vecinos que viven más cerca del corral le avisaron de lo sucedido no se lo podía ni creer.

La presencia de su perra de pastoreo en el corral no sirvió para disuadir a la manada de predadores. Los vecinos del Couto reconocen haber escuchado al can ladrar "de una forma inquietante" sobre las dos de la mañana, pero nadie se alertó porque el animal está en periodo de celo y achacaron su insistencia a la presencia de algún perro que la cortejaba. Nadie se imaginaba que los lobos estaban en la parte de atrás de sus casas. "Una parte de la manada se ocuparía de mantener la perra a raya mientras la otra comía", especulaban ayer los vecinos y amigos de José Manuel, uno de ellos recordaba haber sentido cierto revuelo y algún ladrido más la noche anterior, aunque el ataque no se produjo hasta la madrugada del martes, puede que los lobos ya se hubieran acercado a la zona con anterioridad.

La presencia del predador ibérico es ahora un motivo de preocupación para los vecinos de la zona, que creen que la manada podría haber llegado siguiendo un regato que desemboca en el Tera y pasa junto al corral donde descansaban las ovejas.

En otras localidades de la provincia sí tienen experiencia en sufrir ataques de lobos dentro del propio casco urbano. En Carbajales de Alba se dieron varios casos en el verano de 2012, y también en plena Tierra del Pan tres años antes, en la localidad de Pajares de la Lampreana, así como en Micereces de Tera.

Más recientemente, esta primavera, el predador se atrevía a reincidir en una explotación de Gema situada a menos de 300 metros de las primeras calles del pueblo. Dicha localidad está situada al sur del río Duero, una zona donde el lobo todavía goza de una especial protección pese a su rápida extensión.

En el conjunto de la provincia la Junta de Castilla y León viene reconociendo en torno a un centenar de ataques a ganaderías cada año.