La iglesia de Sotillo fue el blanco de un nuevo robo ocurrido entre la noche del jueves y la madrugada del pasado viernes pero que se descubrió poco antes de las seis de la tarde. Los asaltantes se llevaron el dinero del cepillo, del lampadario y de una hucha para la colecta de las fiestas de San Lorenzo. Sustrajeron también una cantidad de dinero que había en uno de los cajones de la sacristía. Vecinos y sacerdotes no echaron en falta, por el momento, objetos de culto o de las imágenes.

Uno de los sacerdotes nonagenarios que veranea en el pueblo y que todas las tardes asiste a la misa oficiada por otro sacerdote, entró en la iglesia pero no se extrañó de ver la puerta sin cerradura. Un par de días antes habían estado cambiando el bombín porque funcionaba mal y pensó que a lo mejor no había quedado bien colocada la nueva cerradura y la había quitado para volver a instalarla. El sacerdote permaneció unos instantes en la iglesia sin darse cuenta del robo y se dirigió a la sacristía donde se encontró el contenido de los cajones tirado por el suelo, habían sacado el cajón primero de la izquierda del mueble donde se guardan las vestiduras de la iglesia, papeles, libros, paños blancos.

La cantidad de dinero sustraída no ha trascendido pero sí debía ser notoria porque el lampadario estaba lleno y los cepillos de las limosnas tenían más dinero de lo habitual. Los donativos que se recogían en las colectas quedaban en la iglesia al no estar el párroco titular para recogerlas.

Sin tocar nada, el cura salió para avisar a una vecina que llegaba en ese momento. Al volver sobre sus pasos ya descubrió el pasador de la cerradura doblada y un trozo de madera que pudiera ser del cepillo.

La hucha de San Lorenzo que está atornillada a una mesa había desaparecido. El sacerdote se llevó un buen susto pero avisó al párroco para que informara a la Guardia Civil y al Obispado de Astorga.