Villanueva del Campo ha creado una fundación benéfica para gestionar el pósito patronal de san Rufino, un conjunto de fincas agrícolas que el filántropo Rufino Ovejero Gómez dejó en herencia al conjunto de los vecinos para beneficio de los labradores más humildes del municipio en 1920, después de su muerte.

Las 19 fincas suman una superficie cercana a las 200 hectáreas y su valor de mercado suma más de 1,5 millones de euros. Las tierras están arrendadas a agricultores locales a razón de 180 euros anuales por hectárea, generando cada año unos ingresos de unos 40.000 euros que se deben destinar a fines sociales. En las últimas anualidades parte de ese dinero se ha utilizado, por ejemplo, para subvencionar los menús del comedor social, gracias a lo cual los jubilados solo tienen que pagar dos euros por un menú completo, casero y saludable.

Los estatutos de la nueva fundación respetan el fin fundacional del pósito, para ello cuenta con un patronato que anualmente elaborará un programa que refleje los trabajos sociales a llevar a cabo "con criterios de imparcialidad y no discriminación, de acuerdo con las disposiciones testamentarias del fundador", y han reflejado por escrito que una de sus finalidades será seguir costeando las comidas del comedor social a los vecinos de Villanueva del Campo mayores de 65 años, desempleados con una minusvalía superior al 33% y a los perceptores de la renta mínima de inserción o renta garantizada de ciudadanía.

La fundación nace con un capital de 773.419,45 euros, integrado por las 18 fincas del pósito cuyo valor catastral es de 637.829,39 euros, y 135.590.06 euros en efectivo.

El primer patronato está presidido por el alcalde, Manuel Valerio Febrero López, y compuesto por una representación de las principales asociaciones sociales del pueblo, con Maximina Gómez Pérez -de la asociación de amas de casa- como vicepresidenta, José María García Iglesias como secretario no patrono y vocales Mariano Abad Anzules, Julián Garduño Paniagua y Macario Fernández del Campo.