El centenar de niños y adolescentes que participa en la XIII edición del Campus Sanabria, además de jugar, aprenden lecciones y consejos fundamentales de monitores y voluntarios. El grupo del Campus disfrutará de multijuegos durante tres semanas, con baloncesto, pádel, jockey, fútbol y fútbol sala. Con los más mayores se intensifica la espeficidad futbolística, aunque no solo técnica y deportiva, sino formación en valores, como expone el director del Campus, Antolín Gonzalo Martín, integrante del cuerpo técnico de la Selección de Fútbol de España. En todos los grupos, repartidos por edades, se trabaja la cooperación, la coordinación y la colaboración. Al alcanzar los 13 años de campus se trabaja "con una mayor organización y una mayor estructuración, hemos ido de menos a más", que permite aportar una actividad ya con cierto prestigio de cara a la comarca.

El espacio de trabajo se reparte entre el campo de fútbol de El Pinar, las pistas deportivas junto al Tera y la piscina municipal. El peso de desarrollar cada una de las actividades recae en un amplio cuadro de monitores y ayudantes, que para sí quisiera la Selección de España, con Estefanía González, Aarón Panero, Rubén Maribona, Álex Pérez, Óscar Requejo, David Rodríguez, Jonhatan Krausse, Marianela Hernando y Sandra Crisol. Mención especial merece Josete, que se presta voluntario a todo.

Una de las charlas instructivas más importantes del programa se desarrolló el pasado miércoles con voluntarios de emergencias, que enseñaron a los más pequeños a diferenciar una emergencia, un accidente, un incendio, etc., de una urgencia. Muy participativos en el aula parte de la lección la tienen aprendida, como el saber el número de emergencias el 1-1-2 (y no el ciento doce) y el teléfono y la dirección de casa.

Para los voluntarios antes que afrontar una emergencia, hay que prevenir como "no meterse en la piscina solo, en el caso de los pequeños, o cruzar la calle solo, y colocarse el cinturón en el coche -es obligatorio- en distancias cortas". Cuando se va a lugares concurridos con niños pequeños "llevar el teléfono apuntado en un lugar visible, como en el brazo o en la zapatilla, en un lugar que no se borre".

Ante una emergencia, lo primero es la seguridad de uno mismo, así "nos retiramos lo más lejos posible y luego llamamos". En el caso de los más pequeños la instrucción es avisar a un adulto. A los consejos se añaden advertencias "no se llama para gastar bromas, ni para preguntar qué tiempo hace".

El operador preguntará dos veces el nombre de la persona que está llamando, el lugar dónde está y cuál es la emergencia. Aunque las preguntas parezcan repetitivas, el operador está avisando ya a los servicios "para no perder tiempo" como Guardia Civil, bomberos, ambulancias, forestales.

Los consejos se aprenden bien, así en el caso de hemorragias nasales, los mayores tenían claro la manera de actuar, colocar la cabeza hacia delante y apretar a media altura del tabique nasal. Las heridas lavarlas con agua y jabón y nunca hacer un torniquete. Para golpes y chichones hielo envuelto en un trapo o en una bolsa, nunca directamente. Para picaduras, lavar y hielo o algo frío.

El técnico reconoció que en esta zona hay riesgo de picaduras de víboras, así, primero hay que asegurarse de que es una víbora, lavar, poner frío y estar tranquilo. Avisar siempre a un adulto. Cuando la persona tiene alergia a cualquiera de los insectos que pican no es una urgencia sino que puede ser una emergencia, por la reacción alérgica que pueda producir. Y si la picadura es en la boca o la lengua, el dolor puede ser intenso pero el remedio es dulce. Un polo de hielo o un trozo de hielo evitará que se hinche e impedirá que obstaculice la respiración, y luego ir al centro de salud.

Con las quemaduras conviene aplicar agua fresca -nunca fría- secar la herida con cuidado y tapar sin apretar y acudir al centro de salud. Las ampollas no se explotan porque son un método de defensa de la piel. Las hemorragias se tapan con una gasa limpia y se taponan, en brazos y piernas es conveniente que estén por encima del corazón, para que la circulación sea más lenta. Los consejos hacía pensar a los pequeños, como el aprender a actuar cuando algo entra en un ojo, no rascar y lavar con agua o suero.

Los participantes aprendieron a hacer un Reanimación Cardiopulmonar (RCP) con las manos y a la altura del pecho en la zona central. Con una mano encima de la otra (si se es diestro, la derecha debajo) y entrelazadas presionar acompasadamente para que el corazón bombeé y los pulmones cojan y suelten aire. Josete, Antolín y Estefanía son los voluntarios para desarrollar los ejercicios de reanimación y cómo actuar en caso de atragantamiento, bien ayudando a provocar la tos, inclinando al paciente hacia delante y dando golpes secos a la altura de los omóplatos, y si no hay expulsión, realizando la maniobra de Heimlich, mediante una compresión abdominal por detrás, cruzando los brazos hacia adelante y presionado con el puño a la altura del estómago.

Tras la sesión de juego y deporte, el trabajo culmina en la piscina municipal en el recinto del camping.