El salón multiusos de Benegiles acoge mañana a las 20 horas la presentación de un libro sobre la historia de la localidad escrito por el profesor Cecilio Vidales, que con este lleva publicadas once obras relacionadas con el devenir, a lo largo de los siglos, de la zamorana Tierra del Pan.

El coresino ha recopilado toda la información sobre Benegiles disponible en el Archivo Histórico Provincial y en documentos del Ayuntamiento para resumir la historia del pueblo, desde el origen del actual asentamiento en la Edad Media, hasta mediados del siglo XX.

En su nueva obra, Vidales destaca la belleza de la iglesia de Benegiles, que es "el templo románico mejor conservado de toda la Tierra del Pan", del que llaman la atención sus canecillos, de una sobriedad característica del románico de la zona. Sin embargo, el pueblo llegó a contar con otras tres ermitas que se han perdido, la de Nuestra Señora Tras del Río, que era venerada por fieles de pueblos cercanos, la ermita del Humilladero y la dedicada a san Miguel.

Esta villa del valle del Valderaduey vivía fundamentalmente de la agricultura y la ganadería, y hasta las desamortizaciones del siglo XIX el 70% del terreno cultivable estaba en manos de instituciones eclesiásticas, como el convento de san Bernabé, también había posesiones del Mayorazgo de los Ocampo y más de 500 fanegas de pastos y praderas pertenecientes al concejo vecinal.

El momento de mayor relevancia de Benegiles en la historia de la provincia sucedería durante la guerra de la Independencia, pues allí se casó y se asentó el francés Juan Guerido, quien en 1812 adquiría las fincas de la Virgen Tras del Río que el pueblo se vio obligado a vender para pagar el impuesto de guerra al Gobierno de Napoléon, el galo llegaría a ser el jefe los gendarmes en Zamora. Esos años están también entre los más tristes en la historia de la localidad, pues el hambre provocado por la guerra y los tributos establecidos por los franceses causaron decenas de muertes, de hecho entre 1812 y 1814 se registraron más defunciones que en los ocho años posteriores.

La vida en Benegiles siempre ha estado unida a los caprichos del Valderaduey, cuyas riadas han provocado otros episodios lamentables. Aún permanece muy viva en la memoria de los vecinos la inundación de la Nochevieja de 1961, que destruyó un puente provocando la muerte de dos personas, se llevó por delante varias casas -incluidas las viviendas sociales que el Gobierno de Franco volvería a construir en otro emplazamiento- y terminó con la escuela que se había inaugurado en 1959, una construcción que había costado conseguir 44 años de constantes reivindicaciones.

Sin embargo, Benegiles no tuvo tantos problemas para conseguir otras infraestructuras importantes como el puente de Corranos, obra de interés que pagaron todos los vecinos de la provincia de Zamora en 1777, un puente de piedra sobre el Valderaduey en la segunda mitad del siglo XVIII, la conversión en carretera del camino de Zamora a Villalpando en 1880, y a mediados del siglo XX pozos y canales que trajeron el regadío, lo cual "retrasó las grandes olas de emigración en este municipio respecto a otros de la provincia". La localidad alcanzó el mayor pico demográfico en 1960, con 765 habitantes. Actualmente hay 324 personas censadas según el INE.

El desigual reparto de la tierra cultivable provocaba que a principios del siglo XX en Benegiles hubiera una oligarquía de labradores acomodados, que controlaba el Ayuntamiento, y una gran masa de jornaleros y pequeños agricultores. Por eso, ya desde los años 20, está presente en el pueblo la UGT y se producen tensiones en el ámbito laboral. Durante la Segunda República se produjeron huelgas en 1931, 1932 y 1933, estas tensiones estallaron en otoño de 1936 con el fusilamiento de siete obreros.