El lobo, afincado entre la ganadería manejada en extensivo en Sayago, tiene convulsionado al sector ganadero a causa de las reiteradas muertes y desmantelamientos del ganado.

Trece ovejas muertas, dos heridas y otras tres desaparecidas es el balance del ataque de lobos sufrido anteanoche por el ganadero de Luelmo Ángel Heras. Descubrió el desastre nada más salir de casa para ir a atender el ganado porque algunos de los animales estaban a la puerta de casa, a donde llegaron a consecuencia de la espantada provocada por los cánidos que asaltaron el hatajo de unos 150 animales.

La mayor parte del ganado restante, que salió de estampida, también se dirigió hacia el pueblo escapando de los colmillos de los predadores y fue hallado "a unos trescientos metros".

El cuadro puesto ante los ojos tras la predación no podía ser más escabroso y deprimente, con ovejas degolladas, ovejas medio comidas, ovejas desventradas y ovejas desgarradas de una forma impresionante.

Durante largas horas de la mañana el ganadero, la familia y otros ganaderos se han dedicado a recorrer la zona para buscar las muertas, heridas y desaparecidas porque el ataque dio lugar a una completa dispersión de las presas, encerradas para pernoctar en una finca situada a un kilómetro de distancia de la localidad.

Sara Carrascal, la mujer de Ángel Heras, que reconoce que no había mastín con el ganado, reafirma que la solución a este problema "es que el lobo desaparezca de Sayago porque es imposible convivir con él". Expresa que "si los ganaderos tenemos que dar las ovejas que mueren para que coma el lobo se hace, pero es un animal que la Administración tiene que tener encerrado".

Esta lobada viene a sumarse a otras dos sufridas el pasado año, cuyas reses han sido pagadas por la Junta de Castilla y León. Sara, no obstante, manifiesta que "el pagar las ovejas muertas no es la solución, y lo que queremos es que repongan el ganado porque a este paso los ganaderos de Sayago vamos a terminar pidiendo en Zamora, en Santa Clara".

A consecuencia del desastre lupino el ganadero quedó inmerso toda la mañana en una operación de recogida de cadáveres, de apaño de ovejas vivas y heridas, de búsqueda de desaparecidas. Una tarea a que debe unirse a la información de lo ocurrido a la Guardería Medioambiental, al cumplimiento de documentación, a avisar al servicio de recogida de cadáveres, a entonar el ganado afectado y a dedicar toda la jornada a poner en orden un completo desastre. Un verdadero jaleo que se realiza con los ánimos más que calientes e indignados. Además, cubriendo las muertas con ramaje para evitar que las aves las hagan desaparecer. Hay que mantenerlas así hasta la llegada de los agentes medioambientales, en el caso de ayer, varias horas después.

La Alianza UPA-COAG de Zamora subraya que "la lobada demuestra el gravísimo problema que tiene la provincia de Zamora debido a la presencia incontrolada de manadas de lobos que acosan y matan al ganado extensivo, y destrozan las economías de los ganaderos". La organización reclama "el máximo compromiso al Gobierno regional para que realice un severo control poblacional de esta especie protegida por la Administración, puesto que se sigue extendiéndose por toda la provincia y sigue provocando daños cada vez más elevados entre los profesionales del sector ganadero".

UPA-COAG de Zamora advierte que "se está produciendo una cría desmesurada de ejemplares de lobos por toda la provincia y resto de región, lo que está propiciando, según nuestras estimaciones, que haya más de 2.000 ejemplares distribuidos por nuestra comunidad autónoma". En su criterio, "si no hay un adecuado control y gestión por parte del Gobierno regional este número de ejemplares seguirá incrementándose de forma desproporcionada en los próximos meses provocando pérdidas aún mayores de las que lleva ocasionando ya desde hace años".

La Alianza exige "medidas urgentes porque la situación es insostenible en la mayoría de municipios con ganadería extensiva, y si no llegan soluciones firmes y valientes de inmediato, como mantener los lobos en reservas, no habrá futuro alguno para este método de producción ganadera vinculado a la calidad y al asentamiento de población en el medio rural".

"No queda otra que ayudarnos unos ganaderos a otros porque esto es el no va a más. Es una impotencia. Ahora estoy criando tres mastines pequeños pero no será la solución. Voy a gastarme un mogollón de dinero, hay que darlos de alta, vacunarlos y mantenerlos. Ahora tengo un tirapedos y no sirve para nada porque el lobo sigue entrando en las majadas" manifiesta la ganadera de Luelmo María del Pilar, que lleva tres ataques desde el pasado mes de octubre, con un total de 23 ovejas muertas.

Aunque la Junta abona los daños, critica Pilar que el ganadero haya de presentar las pruebas. "Hemos tardado más de un mes en encontrar algunos restos, porque si no hay identificación no se pagan. Esto es un terreno escabroso y está como una selva. Además, las aves carroñas -con una gran población de buitres- no tardan ni cinco minutos en devorar a un animal. Nosotros marcamos las ovejas al esquilarlas con pintura y, a parte, se ven que son ovejas churras. Pues hay quien dice que hasta los ganaderos dudamos" indica María del Pilar.

Entre los saldos de las lobadas sufridas afirma que "me han quedado quince ovejas mudas", que son aquellos animales que debido a la mordedura en las gorjas han perdido el balido y su voz no es más que un extraño sonido.

Coincide con Sara Carrascal Robles en que los ganaderos "no queremos dinero, sino que devuelvan el ganado que el lobo ha matado, queremos animales porque son pérdidas de todo tipo: abortos, medicinas... unas pérdidas insoportables".