El mundo de la castañicultura se enfrenta a corto plazo a un gran reto: salvar los castaños de plagas y enfermedades que amenazan gravemente la supervivencia de una de las plantas más emblemáticas y generadoras de producto alimenticio desde su introducción por el Imperio de Roma que en Aliste tuvo a Curunda Caesarea en la hoy Rabanales. En una cosa coinciden los castañicultores: "o nos unimos todos y formamos un frente común o será imposible luchar con garantías y salvar los castaños. El peligro es real y pueden llegar al exterminio". El chancro y la tinta llevan años causando estragos y diezmando los castañares. El mazazo final ha llegado ahora al detectarse la presencia de la "avispilla del castaño".

Solamente en la comarca de Aliste se han plantado durante los últimos 20 años alrededor de medio millón de castaños entre las variedades de madera y fruto, algo a lo que ha favorecido la concentración parcelaria: Trabazos y Sejas son el más claro ejemplo. Entre 1996 y 2014, existen datos, los castañicultores que se acogieron a ayudas para la repoblación forestal plantaron un total de 425 hectáreas y 294.000 castaños. Lo expertos calculan que en Aliste y Sanabria, comarcas donde se ubican la mayor parte de los castañares, habría actualmente alrededor de 4.000 hectáreas plantadas de castaños. Roberto Rubio Gutiérrez fue claro: "Los castaños necesitan de unos cuidados y de una gestión adecuada para sobrevivir. Hay que actuar unidos, nunca cada uno por su lado".