Guarrate prepara la celebración de los tradicionales espantes de San Antonio, el próximo fin de semana. Y este año lo hace mirando hacia atrás, concretamente 50 años, los que han pasado desde que se hundió la plaza portátil, uno de los acontecimientos que perduran en la memoria de los guarratinos, muchos de los cuales fueron testigos de aquel suceso que por fortuna se saldó sin víctimas mortales.

Es el caso del entonces veinteañero Juan Pascual, aquel año uno de los mozos que había corrido el gallo. Era el 11 de junio de 1967, domingo. Guarrate había adelantado la fiesta para no coincidir con Vadillo de la Guareña. Como es tradición, después de los encierros de la mañana vino la novillada de la tarde, en un recinto cerrado que por entonces se montaba en la plaza de la Iglesia, aunque ya sin los tradicionales carros de años atrás.

Prácticamente todo el pueblo de Guarrate y los desplazados de los municipios aledaños llenaban la plaza para disfrutar de la novillada, con toros de la ganadería de José Luis Mayoral para los espadas Luis Sánchez "Zamorita" y "El Bovedano".

Al término de la lidia del segundo astado y cuando ya iba a salir el toro para los mozos, ante la expectación del público y los toreros, se vino abajo una parte del graderío montado con tablones de madera. "Habían pasado dos o tres minutos, con la puerta del toril abierta y el toro no salía, en ese momento parece que lo hizo Dios, se vino abajo el tendido" recuerda Juan Pascual. En seguida se cerró la puerta y "por suerte el toro no estaba en la plaza, si no es mucho más gorda". Apunta este guarratino que no fue un derrumbe a plomo sino que "se vino hacia el lado donde estaba la entrada del camión para meter los toros".

Lo cierto es que, a pesar del enorme susto, el hundimiento se quedó en un reguero de heridos, contusionados y magullados. Las crónicas de la época difieren en el resultado. Mientras EL CORREO DE ZAMORA, que no publicó la reseña hasta el martes al no editarse los lunes, habla de una veintena de heridos leves en un tendido que ocupaban "unas 500 personas"; el ABC describía "momentos de pánico" al venirse abajo parte del graderío de una plaza que tenía "1.500 localidades". Y contabilizaba 18 heridos, de los que "cuatro son vecinos de Guarrate, cuatro de Vadillo de la Guareña, tres de Fuentelapeña y tres de Fuentesaúco". El suceso tuvo eco hasta en "La Vanguardia Española" que en un breve apuntaba el derrumbe del "tendido de sol de la plaza de toros portátil", resultando heridas "unas 40 personas, una de ellas de gravedad".

Como testigo directo de los hechos, Juan Pascual evoca el "enorme susto" que se vivió en una plaza "llena de gente" e inmersa en la fiesta. "En seguida todo el mundo se puso a ayudar, había gente por todos los sitios. Como por aquella época no había ambulancias, atendió en seguida el médico del pueblo". La crónica de EL CORREO DE ZAMORA informa de que "los lesionados fueron asistidos por cuatro médicos y dos practicantes que asistían al espectáculo".

Entre su familia, Juan Pascual apunta a su tía paterna Milagros, una de las heridas que salió peor parada. "Salía gente por todos los sitios y, a pesar de todo fue una suerte loca porque no estaba el toro y debajo del tendido no había nadie".

Aquel San Antonio de 1967 fue el último que celebró los toros en la plaza de la Iglesia, después se celebraron en la zona de escuelas, donde se montaba la plaza portátil hasta que en 1980 el pueblo de Guarrate inauguraba la plaza de toros, construida a prestación personal.