"No existe ningún riesgo, continúe con su actividad con total normalidad" recoge el folleto informativo de los planes de emergencia de las presas de Moncabril. Y al pie de la letra se lo tomaron vecinos y visitantes de Ribadelago, ayer, durante el simulacro realizado por Endesa y bajo en control de la Junta de Castilla y León, la Dirección General de Protección Civil y Emergencias y Confederación Hidrográfica del Duero.

A las 11:14 minutos sonó la primera de las alarmas de 2 segundos de duración y 3 segundos de silencio durante dos minutos. La misma sintonía se repitió a las 11:20 y a las 11:21 en un tono continuo, con ligeras variaciones de sonido, pero con el resultado esperado. "Desde aquí se oye bien", espetaba el concejal José Antonio Sánchez. A otro de los concejales, José Antonio Fernández, el arranque de las alarmas le cogió saliendo de la huerta a media mañana.

Un grupo de turistas de Portugal, José Santos, Red Dullet, Cátia Arújo y Margarida Neves, preguntaron a la dueña de uno de los bares por la alarma, porque pensaron que eran los bomberos. El simulacro le sorprendió sentados a la terraza del bar y cuando acaban de hacer un breve recorrido por el pueblo viejo que les llevó a detenerse delante del monumento de la catástrofe. Fred Dullet retuvo la fecha y pregunta "¿es lo que ocurrió en 1959?".

En Portugal en estos momentos se intensifica la construcción de presas "barragem" en cursos de agua tan sanabreses como el río Tuela, el "Túa" una vez que traspasa la frontera, o el Sapo traducido a la lengua lusitana por "Sabor". Procedentes de Lisboa y Oporto, señalan la presa de Alqueba como otras presas de reciente construcción y en el sur del país, en el Alentejo, las existentes en el Guadiana. En el país vecino parece que por el momento no se realizan estos simulacros.

Para la población de Sanabria, escasa en estas fechas, lo importante es que el día que sean necesarias las alarmas "funcionen y no estén estropeadas". La terraza de los dos bares de Ribadelago era un lugar propicio para contemplar el Pico el Fraile y averiguar desde qué lugar procedía la señal. Lo que nadie hizo fue correr a las peñas, el punto más alto.

La única emergencia que había que sortear ayer era sofocar el calor en las playas del Lago, 34 grados marcaban los termómetros, donde pocos o casi ningún bañista se percato de la noticia de un simulacro de rotura de presa.